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Discurso de Gabriel Boric
Asunción. EFE
El general Alfredo Stroessner (1912-2006), el «Tiranosaurio» de Paraguay como lo apodó el escritor Augusto Roa Bastos, es recordado al cumplirse hoy 100 años de su nacimiento, por haber impuesto un régimen del terror y haber ahondado el enclaustramiento natural de su país.
Stroessner, el militar de origen alemán que gobernó Paraguay con mano dura desde mayo de 1954 a febrero de 1989, el cual calificaba a su régimen de «revolución pacífica», nació en Encarnación el 3 de noviembre de 1912 y falleció en Brasilia el 16 de agosto de 2006.
Su permanencia en el poder solo ha sido superada en los últimos 60 años en América Latina por Fidel Castro, que empuñó las riendas del poder en Cuba de 1959 a 2006.
Un golpe de estado encabezado por el general Andrés Rodríguez, su consuegro, el 3 de febrero de 1989 obligó a Stroessner a asilarse en Brasil, donde pasó los últimos 17 años de su vida discretamente y en el ostracismo político.
En vida no regresó a Paraguay y, por ahora, tampoco lo hará de muerto.
Sus restos seguirán en un cementerio de Brasilia, pese a los deseos de su familia de repatriarlos en coincidencia con el centenario de su nacimiento, que se cumple este sábado.
El centenario hubiera pasado inadvertido de no ser por las manifestaciones convocadas hoy en Asunción por activistas de derechos humanos y víctimas de su régimen.
Durante la dictadura de Stroessner hubo 425 ejecutados o desaparecidos, casi 20.000 detenidos y 20.814 exiliados, según el informe final de la Comisión de Verdad y la Justicia (CVJ), divulgado en 2008.
Stroessner, cuyo padre era un inmigrante bávaro y su madre provenía de una familia tradicional paraguaya, ingresó en la milicia con sólo 16 años.
Sin haberse licenciado como cadete en la academia, fue enviado con 19 años a la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia, lo que le hizo «muy duro y le dejó una honda huella», según el biógrafo Aníbal Miranda.
Como general de brillante carrera asumió en 1951 la comandancia de las Fuerzas Armadas y desde ese puesto urdió la caída del presidente Federico Chaves en 1954.
Stroessner asumió el poder el 15 de agosto de ese año, tras haber ganado unos comicios apañados en los que fue candidato único del Partido Colorado.
Enseguida se dedicó a la «domesticación» del partido, de las Fuerzas Armadas y del Congreso, en el que nunca faltó una pequeña oposición que sirviera para legitimar su régimen.
Fue reelegido en 1963, 1968, 1978, 1983 y 1988, siempre como candidato colorado único y con porcentajes en torno al 90 % de los votos, en unos comicios que fueron denunciados como fraudulentos.
EE.UU. le apoyó por su lucha contra el comunismo y Brasil le dio respaldo económico.
Stroessner, que ordenaba personalmente quiénes debían ser torturados o ejecutados, según sus opositores, fue uno de los puntales de la llamada «Operación Cóndor», para la persecución y exterminio de opositores en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay más allá de las fronteras de sus países.
Según el abogado paraguayo Martín Almada, que descubrió en 1992 los informes secretos del gobierno conocidos como «Archivos del Terror», Stroessner «fue cómplice de la desaparición de más de miles de argentinos, responsable de la muerte de más de 120 paraguayos en Argentina y contribuyó a los golpes de Estado en Chile y Bolivia«.
El Gobierno de Stroessner, el más largo en la historia de Paraguay después del de Gaspar Rodríguez Francia (1811-1840), empezó a tocar fondo en 1987 cuando una crisis en el seno del Partido Colorado le llevó a sacar los tanques a la calle.
En 1995, ya fuera del poder y del país, la Fiscalía paraguaya pidió a Brasil su extradición, que fue reiterada en 2002 y en 2004, y se cursaron órdenes de busca y captura, entre ellas una de un juez argentino en 2001 por la «Operación Cóndor».
Pero ninguna de esas medidas pudo sacar a Stroessner de Brasilia, donde estaba protegido como asilado político.
Su hijo, Gustavo Stroessner Mora, también ya fallecido y excoronel de aviación, se exilió en Brasil tras haber sido procesado en Paraguay por «malversación de fondos, corrupción y venialidad».
Tras haber sido operado de una hernia y sufrir una neumonía, Stroessner falleció el 16 de agosto de 2006, solo unos meses después de la muerte de su esposa, Eligia Mora, con la que tuvo tres hijos.
Pero Stroessner tuvo otra familia y numerosas amantes, según el escritor y economista Aníbal Miranda, que cifró la fortuna del clan familiar en «4.000 millones de dólares».