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Discurso de Gabriel Boric
Brasilia, 8 dic (EFE).- El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, afirmó que la mandataria Dilma Roussseff «nunca» confió en él ni en su partido y que sólo los contempló en momentos de crisis como la actual, que amenaza con llevarla a un juicio político.
Las afirmaciones de Temer, primero en la línea sucesoria en caso de que la mandataria sea despojada de su cargo en un eventual juicio político, aparecen en una carta que le dirige a Rousseff, divulgada hoy y fechada este lunes en Sao Paulo.
«Pasé los cuatro primeros años de Gobierno como un vicepresidente decorativo», asegura Temer sobre el primer mandato de Rousseff, y apunta que en ese período perdió «protagonismo político» y «sólo» fue llamado para resolver problemas con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMBD), que él lidera.
Temer expresa que ejerce su cargo con «la lealtad institucional» que impone la Constitución y con su «natural discreción», pero que «siempre» supo de la «absoluta desconfianza» que tanto Rousseff como «su entorno» tienen en relación a él y al PMDB, la mayor fuerza política del país y principal pilar de la coalición de Gobierno.
También señala que ni siquiera sus «esfuerzos» por mantener al PMDB «unido» en torno a su Gobierno, pese a las disidencias internas en esa formación, bastaron para «generar confianza» e impedir «el menosprecio» con que asegura que ha sido tratado.
Durante la última semana, frente a la posibilidad de ser sometida a un juicio con miras a su destitución por denuncias de «graves irregularidades» fiscales, Rousseff ha ensalzado la figura de Temer y al PMDB, de los que dijo que «siempre» han tenido su más «absoluta confianza» y que eso ha sido recíproco.
Sin embargo, Temer sostiene que «jamás» él o el PMDB fueron «llamados para discutir formulaciones económicas o políticos sobre el país», pues eran tratados como «meros accesorios, secundarios y subsidiarios».
Recuerda que, a inicios de este año, cuando se gestaba la crisis política que ha estallado en el país, fue convocado para asumir la coordinación política del Gobierno, con la misión de que se aprobase en el Congreso un ajuste fiscal para atajar el descalabro económico.
«No titubeamos. Estaba en juego el país», asegura, pero añade que los «acuerdos asumidos con el Parlamento» no fueron cumplidos por el Gobierno, lo que le llevó a dejar esa tarea de coordinación.
Las quejas en el área interna se extienden incluso a la política exterior y las ejemplifica con una visita que hizo a Brasil el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Dice que, en esa ocasión, Rousseff tuvo una reunión de «dos horas» con Biden para la que él no fue convocado, cuando correspondía hasta por el propio protocolo. «Todo eso ha significado una absoluta falta de confianza», sostiene Temer.
El vicepresidente declara además que «el PMDB está consciente de que el Gobierno busca promover su división, lo que ya intentó en el pasado sin éxito», y dice que mantendrá un «cauteloso silencio» en relación al posible juicio contra Rousseff «con el objetivo de buscar la unidad partidaria».
Temer manifiesta su «certeza» en que una vez «pasados estos momentos críticos», el país «tendrá tranquilidad para crecer y consolidar las conquistas sociales».
La carta termina con un último párrafo en el que Temer sugiere que su relación con Rousseff puede estar en un punto de ruptura.
«Finalmente, sé que usted no tiene confianza en mi ni en el PMDB hoy, y que no la tendrá mañana. Lamento, pero esa es mi convicción», concluye.