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Discurso de Gabriel Boric
El Desierto de Atacama es el más seco del mundo. Tiene salares, termas y geisers. También, grandes minas de cobre y otros minerales. El mundo lo conoció cuando los 33 mineros quedaron atrapados en una de las minas de Copiapó. El hombre fue hábil, insistente y la naturaleza, generosa para devolverlos a la superficie. Sus misterios por descubrir son infinitos y sus oasis con frutos únicos un hallazgo para los amantes de la gastronomía.
En el altiplano, hogar de pueblos indígenas, la influencia incaica y española se resguarda en antiguos poblados y fiestas religiosas, que hoy siguen convocando a gran cantidad de fieles en distintas épocas del año. Aquí encontrarás valiosos vestigios de las culturas originarias en sitios arqueológicos y museos, como el de San Pedro de Atacama, y atractivas ciudades en la costa, como Arica, Iquique, Antofagasta, Coquimbo y La Serena, que encantarán por sus playas y buen clima, cálido y parejo. En el desierto, en invierno, la historia es otra: la temperatura varía desde -7°C a 26°C entre la noche y el día.
En el área de Copiapó, el desierto se vuelve fértil gracias a la camanchaca, una bruma que sale del mar y que permite la vida en impactantes reservas naturales como el Parque Nacional Pan de Azúcar y el Parque Nacional Fray Jorge, y entre las ciudades deCopiapó y La Serena –está ultima a 470 km de Santiago–, aparecen los valles y sus viñas de reconocidos piscos y vinos.
Si bien el norte de Chile es minero, también es sitio de observatorios astronómicos. Los más impresionantes, Cerro Paranal y Proyecto Alma, confirman a esta zona como tierra de mágicos descubrimientos.