jueves, 22 de mayo de 2014
Michelle Bachelet, el aborto y Pinochet


Por Stella MONTORO, para SudAméricaHoy (SAH)

Chile, aunque no lo hace muy a menudo, en ocasiones, produce escenarios difíciles de entender. Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90) estaba permitido el aborto terapéutico. Cuando el régimen llegaba a su fin, -después de diecisiete años- y un plebiscito anunciaba que el Palacio de la Moneda no sería más la casa del general, éste tomó una decisión de última hora: Modificó el artículo 119 del Código Sanitario que, desde 1931, permitía el aborto terapéutico. Esa reforma se tradujo en una prohibición expresa: «no podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar el aborto».

Si Pinochet estuviera vivo quizás se le podría preguntar por qué lo que le pareció bien,- por más de tres lustros-, un día, de la noche a la mañana, le pareció mal. La decisión que adoptó con tanta urgencia, en 1989, se mantuvo sin que ningún presidente de la democracia intentará revertirla hasta ahora. No lo hicieron Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet (durante su primer mandato) y Sebastián Piñera. Tampoco ninguno intentó redactar una Constitución nueva, de la A a la Z y desprenderse de la heredada del régimen militar.

La presidenta de Chile, propuso esta semana ambas medidas que, por cierto, anunciaba ya en su programa electoral. En su primera rendición de cuentas en el Parlamento anunció que empezaba, sin pausa, a recorrer un camino que, sin duda, no será fácil.

El problema del aborto, porque siempre es un problema, se mire desde el ángulo que se mire, lo planteó la doctora Bachelet (médico pediatra) en los siguientes términos en una entrevista en el canal de televisión Mega. «Yo respeto todas las opiniones, soy pediatra y amo los niños. Sin embargo, esto es un tema tabú y a mí me parece que no debe haber temas tabú, que eso es antidemocrático».

El proyecto contempla autorizar la práctica de un aborto cuando esté en riesgo la vida de la madre, en caso de violación o si el feto es inviable. La oposición conservadora y la Iglesia católica alzaron la voz para expresar su oposición y algunos sectores oficialistas como la Democracia Cristiana (DC) se mostraron divididos frente a la iniciativa.

El expresidente Sebastián Piñera, en lo que algunos calificaron de golpe bajo, en su cuenta de Twitter comparó la iniciativa de Bachelet de despenalizar el aborto con otro proyecto que la mandataria tiene en cartera para proteger a las mascotas. «Parece -dijo Piñera- que hay mas cuidado y preocupación por el bienestar de las mascotas, que por la vida y dignidad de los niños que están por nacer».
Bachelet defendió su posición porque se trata, «de un problema de salud pública» que debe debatirse en la sociedad y en el Parlamento.

Con prudencia y con ánimo de consenso, Bachelet dijo: «Yo nunca he estado por imponer nada a nadie; el Estado debe dar opciones para estos temas». Su argumentación vino acompañada de un cuadro común a buena parte de los países de Sudamérica -como Argentina- donde todos los meses mueran mujeres como consecuencia de abortos ilegales realizados en condiciones insalubres por personal no cualificado.

El tono de la presidente de Chile, permeable e incluso vulnerable a las críticas y manifestaciones masivas -recordar su Gobierno anterior con los estudiantes-, parecería dar a entender que está dispuesta a ceder si el clamor social se lo demandara (sin duda cuenta con las protestas de la Iglesia y de los conservadores de la UDI y RN) Esa sensación es, posiblemente, la que quiere transmitir pero presentar el proyecto cuando tiene mayoría en ambas Cámaras y no haberlo hecho en su anterior Gobierno, cuando el panorama era otro, llevaría a pensar, que la decisión, está tomada. En ese caso, Chile se sumaría a los pocos países del continente que han despenalizado el aborto.

Posición del Colegio de Médicos de Chile

Laura Albornoz, ex ministra de la Democracia Cristiana

Evelyn Matthei

Foto. Mario RUIZ/Efe

Foto. Mario RUIZ/Efe