viernes, 10 de julio de 2015
Bachelet promete «realismo sin renuncia» en segunda fase de su mandato

(Actualiza con declaraciones de mandataria al término de reunión)
Santiago de Chile, 10 jul (EFE).- La presidenta chilena, Michelle Bachelet, dio inicio hoy formalmente a la segunda etapa de su mandato con una reunión de su gabinete ministerial en el que afirmó que su objetivo es actuar con «realismo», pero «sin renuncia».
En el encuentro, que se prolongó durante casi todo este viernes, la mandataria abordó con sus ministros las materias que serán prioritarias en esta nueva fase, considerando las dificultades que enfrenta el Gobierno, con un muy bajo nivel de respaldo y un escenario económico un poco complicado, con un lento crecimiento y una persistente baja en la inversión.
«Tenemos que abordar nuestro segundo tiempo asumiendo el efecto de estas dificultades pero sin que ello signifique olvidar nuestros compromisos con la ciudadanía», dijo Bachelet al inicio de la reunión.
«Si pudiera sintetizarlo diría esto: es realismo sin renuncia», agregó.
Al término de la reunión, ocho horas después, la mandataria dio cuenta de un listado de 10 prioridades en la que se concentraran los esfuerzos del Ejecutivo, encabezado por una mayor gradualidad en la entrega de recursos para financiar la educación gratuita universitaria, sujeta al «crecimiento económico» de los próximos años.
Como segundo objetivo, Bachelet indicó que será prioridad la construcción de 20 hospitales al término de su mandato, como lo prometió durante su campaña presidencial.
En esa línea, anunció también un mayor diálogo en la discusión en el Congreso de la Reforma Laboral y ajustes de la Reforma Tributaria durante su etapa de implementación.
Acompañada de todos sus ministros, la presidenta dijo que «tenemos un tremendo convencimiento de que tenemos que avanzar de acuerdo a la prioridades programáticas. Necesitamos realismo pero sin renuncia, identificando los ajustes necesarios», apostilló.
Bachelet asumió su segundo mandato en 2014 con la promesa de llevar adelante grandes reformas en materias como la educación, el régimen tributario, la legislación laboral y la constitución.
Parte de esos cambios se han realizado pero no han despertado una gran adhesión en la población y sí un franco rechazo de sectores poderosos como los empresarios, lo que ha llevado a una sostenida baja en la popularidad del Gobierno.
A ello se ha sumado una serie de escándalos de corrupción por financiación irregular de la política por parte de algunas empresas, tema que ha copado la agenda del país durante la primera mitad del año.
Bachelet reconoció las dificultades que enfrenta su Administración, pero afirmó que «los chilenos nos han escogido para conducir el avance que Chile requiere, no para estar lamentándonos ni para paralizarnos».
«Además, como saben, este no es mi estilo, no sirvo para darme por vencida», remarcó la presidenta, que puntualizó además que las tareas pendientes requieren actuar sin perder tiempo.
Sin embargo, recalcó que para alcanzar una gestión exitosa hay que reconocer el nuevo contexto económico, social y político.
«Tenemos que ser realistas y sinceros de cara al país. Los ciudadanos chilenos son sensatos y saben comprender que en la vida hay dificultades que exigen ordenar por un lado y jerarquizar las tareas», dijo.
«Lo que no aceptan de nosotros es que no nos hagamos cargo de las situaciones y que no digamos las cosas claramente», añadió.
Refiriéndose al programa de reformas que ha impulsado aseguró que ha sido complejo, principalmente por su carácter institucional y de largo plazo, lo que dificulta valorar sus beneficios.
A su juicio, ello se ha visto reflejado en el bajo apoyo ciudadano que han mostrado las reformas en las encuestas.
Como segundo factor negativo mencionó «la desaceleración económica que se ha mostrado más larga y profunda de lo que esperábamos» y que puede tener impacto en el programa de reformas del Gobierno.
«Una cosa que todos tenemos claro es que sin crecimiento no hay reforma sustentable», aseveró.
Pero la mandataria reconoció también que la materialización de los cambios que se han impulsado se ha visto dificultada por problemas de gestión.