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Asunción, 11 ago (EFE).- La vida del paraguayo Agustín Pío Barrios «Mangoré» (1885-1944), artista transgresor y genio de la guitarra clásica, llega a las pantallas de la mano del director chileno Luis Vera, quien la semana próxima estrena en Asunción el filme dedicado al músico que llevó su magia por toda Latinoamérica.
«Mangoré, por amor al arte», que a partir del 21 de agosto se verá en las salas de Paraguay, es una superproducción rodada en varios países latinoamericanos en la que Vera, conocido por sus documentales sobre Salvador Allende y Pablo Neruda, aborda desde la ficción las luces y sombras del más universal de los artistas paraguayos.
«No estuvo planteada como una superproducción al principio, pero se acabó haciendo con unos 80 personajes secundarios y más de 1.000 extras. Son palabras mayores para una película latinoamericana», dijo Vera a Efe.
Autor también del guión, Vera ha buscado huir de los tópicos de las biografías cinematográficas al uso y ha optado por la recreación de un «posible» Mangoré, el nombre artístico de Barrios, que en la película está encarnado por el mexicano Damián Alcázar («El crimen del padre Amaro»).
«Como escritor lo que hice fue recopilar la mayor cantidad de antecedentes, datos, en algunos casos muy vagos. Me vi obligado a construir una vida de ficción, pero una visión mía, muy personal. Es una ficción que aproxima la película a Mangoré, no es una reconstrucción real», afirmó el cineasta.
El director disecciona a Mangoré desde la complejidad de un creador tan comprometido con su arte como desinteresado por la difusión comercial de sus composiciones o por el reconocimiento que sí consiguieron contemporáneos suyos como el español Andrés Segovia, que también aparece en el filme.
«En la película está la controversia sobre su aceptación, de no haber sido suficientemente reconocido. Yo estoy convencido de que él no buscaba el éxito ni el aplauso, estaba por encima de eso. Su mayor exigencia era la guitarra y la relación con su arte, que llegaba a un idealismo y romanticismo extremo», explicó Vera.
El filme también describe el carácter transgresor de Barrios, quien adoptó el seudónimo de Mangoré en homenaje a un cacique guaraní de la época de la conquista española.
«Él viaja a la historia y recupera a un cacique guaraní que luchó contra los españoles. Se viste de indígena y sube a escenarios donde estaba la elite de la época, cuando se estaban matando y cazando indígenas para hacerse con sus tierras. Quizá fue una opción estética, pero muy provocadora», opinó el director.
Vera tampoco ha querido hacer una película estrictamente musical, aunque en ella suenan piezas emblemáticas de Barrios, a quien el paso del tiempo ha puesto entre los grandes guitarristas del siglo XX.
«Yo sabía desde el principio que no estaba haciendo una película musical, tenía que dosificar los temas musicales en función del desarrollo, no hacer una exposición o un concierto de canciones de Mangoré», dijo Vera.
Pero la música del filme, cuya banda sonora saldrá al mercado tras el estreno, es uno de los aspectos más cuidados de la producción.
Así, los conciertos que se ven ejecutados por Alcázar fueron grabados por la guitarrista paraguaya Berta Rojas, dos veces nominada al Grammy Latino y una de las más importantes intérpretes de las obras de Mangoré.
La música incidental consta de varias piezas de Mangoré que por primera vez han sido grabadas con orquesta y coro, y en las que han colaborado el compositor brasileño Marcus Viana y el argentino Willy Suchard.
Todo un reto que comenzó hace cuatro años, cuando el proyecto le fue ofrecido a Vera por el periodista y escritor paraguayo Leo Rubín.
«Rubín quiso hacer un sueño y me entusiasmó para compartirlo y hacer ese recorrido hasta ahora, próximos al día del estreno», contó Vera.
Con la película, Vera asegura que se ha cumplido una deuda con uno de los más grandes creadores de América Latina.
«Hemos hecho un trabajo de recuperación de la memoria, y de una época que abarca 50 años de historia de América Latina y de Europa, ya que Mangoré estuvo en España en la época de la República, y en Alemania durante el ascenso del nazismo», recordó.
El cineasta espera también haber dejado su impronta como director de cine.
«Hice la película como todas las mías: como un acto de cultura y de testimonio de la historia», agregó el realizador chileno.