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Santiago de Chile, 21 oct (EFE).- Santiago de Chile tiene actualmente 68 zonas que requieren con urgencia la aplicación de políticas de regeneración urbana a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, según un estudio difundido hoy por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).
El informe fue presentado durante la Cuarta Conferencia Internacional de Ciudad: ReGeneración Urbana», celebrada este miércoles en la capital chilena y señala que esas zonas concentran casi un único nivel socioeconómico y tienen una deficiente provisión de infraestructura básica.
Sus viviendas son de materialidad deficitaria, tienen una alta densidad poblacional, dispersión de servicios públicos y falta de servicios privados.
En ese contexto, la CChC sugiere que el diseño de políticas públicas debe incorporar el entorno urbano a fin de mejorar la calidad de vida de las familias y en particular de los sectores más rezagados.
Esas zonas debieran ser foco «de una potente intervención», precisó al presentar el estudio Javier Hurtado, gerente de Estudios de la entidad.
Para ello, precisó, «es imprescindible una acción integrada y coordinada de los sectores público y privado, que promuevan el desarrollo comunitario y el acercamiento de servicios privados, integrando a la sociedad y, ello, mejorando su bienestar».
Para priorizar las zonas que requieren planes de renovación se identificaron aquellas que comparten algunas características, como estar habitadas mayoritariamente por un único grupo socioeconómico y contar con una deficiente provisión de infraestructura básica (veredas, luminarias, áreas verdes).
También reunir viviendas con materialidad deficitaria, presentar una alta densidad poblacional, tener dispersión de servicios públicos (educación, salud, carabineros) y carencia de servicios privados (bancos, supermercados, farmacias).
Según el estudio, el Estado chileno requiere un cambio de paradigma, apuntando a la generación de políticas públicas integrales, que mejoren el entorno físico de los hogares.
Para ello, el análisis considera necesario que el diseño de políticas públicas incorpore el entorno urbano a fin de mejorar la calidad de vida de las familias y en particular de los sectores más rezagados. El espacio a intervenir debe generar impacto no solo en los habitantes directos.
También que los planes reguladores sean instrumentos para mejorar la calidad de vida de las familias, para lo cual deben incorporar dimensiones adicionales a las actuales, como la oportunidad de renovación.
Plantea además que cuando el Estado ejecute obras de gran envergadura tenga en cuenta la oportunidad de potenciar el entorno de la obra, beneficiando a la población que las rodean.
Según la CChC, un aliado para facilitar la presencia de las dimensiones valoradas por las familias es el sector privado, debido a que es su área de experiencia y cuenta con la flexibilidad necesaria para detectar e integrar los requerimientos ciudadanos.