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Discurso de Gabriel Boric
Santiago de Chile, 22 oct (EFE).- La justicia chilena confirmó hoy que a través de un exhorto internacional al Vaticano se pedirá al Papa Francisco entregue antecedentes sobre la investigación de Fernando Karadima, un sacerdote acusado en Chile de abusos sexuales.
La Corte de Apelaciones de Santiago, precisó este jueves que el juez Juan Manuel Muñoz redactará un exhorto internacional al Vaticano «solicitando al Papa declarar por el caso Karadima».
La petición llega tras las declaraciones del Pontífice en defensa del Obispo de la ciudad de Osorno, en el sur de Chile, Juan Barros, quien es rechazado por los feligreses de esa comunidad por su estrecha relación con Karadima.
«Piensen con la cabeza y no se dejen llevar por acusaciones infundadas de los zurdos. Osorno sufre, sí, pero por tonta, porque no abre su corazón a lo que Dios dice y se deja llevar por las macanas que dice toda la gente», dijo el Papa en mayo pasado, declaraciones que fueron grabadas en un teléfono portátil por un feligrés argentino y difundidas en la televisión chilena.
James Hamilton, Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz, víctimas de Karadima, quienes mantienen una demanda civil contra la Iglesia chilena por encubrimiento, apuntaron al Papa después de su férrea defensa a Barros y solicitaron a través de sus abogados que el Pontífice entregue los antecedentes que posee sobre Karadima.
El Arzobispado de Santiago declaró en un comunicado que el exhorto internacional solo pide al jefe de la Iglesia católica entregar antecedentes generales del caso.
Este jueves la Corte Suprema de Chile confirmó que Karadima deberá prestar declaraciones frente al juez Juan Manuel Muñoz, el próximo 11 de noviembre.
A principios de septiembre la Iglesia chilena negó haber encubierto a Karadima condenado por abusos sexuales por el Vaticano y cuya causa fue sobreseída por la justicia chilena luego de que prescribiera.
Karadima, un párroco con gran influencia en algunos sectores políticos conservadores y por varias décadas titular de la parroquia de El Bosque, en el acomodado sector santiaguino de Las Condes, fue considerado en febrero de 2011 por el Vaticano culpable de cometer abusos sexuales y condenado a una vida de oración y penitencia.
En noviembre del mismo año, la Justicia chilena determinó que el religioso cometió abusos contra tres feligreses (Hamilton, Cruz y Murillo) de la parroquia El Bosque entre 1981 y 1995, cuando ellos eran menores de edad, aunque consideró que los delitos habían prescrito.