domingo, 25 de octubre de 2015
Luis Goytisolo, el novelista que «escribe con los pies»

Manuel Fuentes
Santiago de Chile, 25 oct (EFE).- «Yo empiezo escribiendo con los pies», confiesa entre risas el novelista y académico Luis Goytisolo cuando describe cómo nacen sus obras, un proceso creativo que comienza con largos paseos en los que acumula ideas y pensamientos que luego traslada al papel.
Goytisolo (Barcelona, 1935) es el menor de tres hermanos (Juan y José Agustín) dedicados todos ellos a la literatura, autor de una extensa obra literaria en la que destaca su tetralogía «Antagonía» y que en 1994 ingresó en la Real Academia Española con un discurso que versó sobre la autonomía del lenguaje frente a la cultura de la imagen.
Goytisolo cree que un escritor puede convertirse también en el propio analista de su obra, «porque uno puede descubrir que ideas que creía que eran fruto de la inspiración se van repitiendo en las novelas y forman parte del subconsciente».
«Esto lo descubrí en mí mismo, me pareció evidente a partir de un momento determinado. Visto con perspectiva descubrí que esta especie de ‘leitmotiv’ obedecía siempre a algo», confiesa en entrevista con Efe el ganador del Premio Nacional de las Letras Españolas 2013.
En esta era de las comunicaciones aceleradas, el escritor defiende «la adicción a la lectura», porque siempre habrá personas que seguirán leyendo desde los clásicos griegos hasta los escritores contemporáneos, pero advierte de que «esto se está esfumando».
«No hay más que ver en cualquier parte, en una sala de espera, en el tren, en el avión, todo el mundo, lo primero que hace en cuanto puede es sacar el teléfono móvil. Esto es un empleo del tiempo que se le resta a la lectura tradicional», señala.
«Pero además crea unos hábitos sociales que expulsan a la literatura», comenta Luis Goytisolo, un usuario muy ocasional de las redes sociales, que sólo tiene un muro de Facebook del que se sirve para publicar notas relacionadas con su faceta de escritor.
«No tengo tiempo para dedicarme a los ‘tuits’ y esas cosas», ríe el novelista, quien empezó a escribir a los once años y acaba de publicar «El sueño de San Luis».
Goytisolo piensa que en determinados ámbitos en España se asiste a un relato amañado de la historia que está «apañando los orígenes».
«Todos los pueblos tienen sus fantasías, pero unos más que otros. Mientras que el origen de los gallegos es realmente celta, el de los vascos es un poco más oscuro (…) y el de los catalanes es igual en todo al de los demás (españoles)».
Dicho esto, el escritor -que sin considerarse marxista militó en su juventud en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC, comunista)- reconoce que los hábitos de las regiones y comunidades del Estado español son distintos entre sí.
«Esto les pasa a todos. En Francia es muy distinto el carácter de un habitante de la Provenza a uno de la Bretaña, y en Inglaterra, los escoceses de los galeses, y en Alemania ni digamos», agrega.
Cuando en marzo de este año Luis Goytisolo entregó 57 cajas de sus archivos personales a la Biblioteca Nacional sintió más tranquilidad por el hecho de encargar a otros la custodia de su memoria que melancolía por el desprendimiento.
«En absoluto melancolía. Al contrario, me proporcionó un sosiego extraordinario que todo eso quedase allí», dice en referencia a los archivos, algunos de los cuales no serán dados a conocer hasta el año 2050, «porque no son de carácter profesional, sino más bien personal».
Goytisolo habla de la crisis económica que justifica grandes recortes en las subvenciones culturales y de cómo para hacer frente a eso, en la Real Academia Española se están «espabilando» y están «consiguiendo los ingresos» por otro lado.
«Pero el Gobierno no debiera haber pegado estos recortes en una institución que es fundamental para la imagen de España en el mundo», sentencia.
La comunidad hispanohablante, compuesta hoy por unos 500 millones de personas, se concentra en América, y por eso «la labor fundamental del idioma se hace entre todos», explica el escritor, que ingresó en la RAE para ocupar el sillón que dejó vacante Luis Rosales.
«Cada academia se ocupa de su país en particular. Los españoles o los mexicanos no opinamos sobre los modismos chilenos», añade.
Goytisolo reconoce que «la corrección política crea problemas» al trabajo que realizan las 22 academias de la Lengua Española.
«Por ejemplo, hay palabras que tienen una acepción despectiva, pero nosotros no podemos hacer nada. No apoyamos esa acepción, pero es que así se dice», argumenta.
No existen países en donde se hable mejor el español y otros en donde se hable pero, «simplemente se habla distinto porque se han ido diferenciado, como ocurre en España», explica Luis Goytisolo, quien en su visita relámpago a Chile no pudo cumplir con su sueño de patear las calles de Valparaíso para, tal vez, alumbrar una nueva obra.