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Alejandro Rincón Moreno
Bogotá, 9 oct (EFE).- Los Gobiernos y empresas de América Latina deben seguir invirtiendo en tecnología a pesar del frenazo económico, como mecanismo para «mantenerse competitivos en un mundo cambiante», según el español Jaime Valles, cofundador de Latamkey, creada para ayudar a empresas tecnológicas a penetrar en la región.
«Invertir en tecnología no es un lujo de los países ricos sino una necesidad de los países en desarrollo», apuntó este exejecutivo de Cisco con más de 25 años de experiencia en la industria, quien cree «firmemente que (los países latinoamericanos) deberían seguir invirtiendo en forma constante y permanente».
En esa línea, Valles resaltó el potencial de la región, que según cifras de su compañía cuenta con una «economía vibrante» cercana a los 10 billones (millones de millones) de dólares, más de 500 millones de habitantes con un promedio de edad de 26 años y un mercado tecnológico que supone unos 450 billones de dólares, aunque desaprovechado y con desafíos.
«Mientras Asia, por ejemplo, invierte más del 3,5 % del PIB en tecnología, América Latina no llega al 2 %, lo que significa que hay enorme espacio para el crecimiento», explicó Valles, quien fue responsable de Cisco para Asia-Pacífico, Japón y China y luego director para Latinoamérica.
Valles advirtió sin embargo que pese a la oportunidad que representa, «en estos tiempos de ajuste es posible que exista una reducción» en la inversión.
Ante ello, recomendó cuantificar, diversificar y definir tiempos en la zona «para maximizar su crecimiento» y evitar que la inversión decaiga, y resaltó el impacto que la asignación de recursos a las infraestructuras tecnológicas puede generar en los PIB locales, como forma de paliar la recesión o las bajadas que enfrentan actualmente.
El actual frenazo económico es atribuido por organismos como el Fondo Monetario Internacional al retroceso de Brasil (-3 % para 2015) y el aún más agudo de Venezuela (-10 % este año), ante lo que han recomendado diversificar la economía.
Como principales desafíos para la industria tecnológica en Latinoamérica, Valles identificó la adquisición de talento, la definición de mercado y el desarrollo de los socios de negocios.
Además, Latamkey, la empresa que Valles creó junto al argentino Osvaldo Bianchi para ayudar a compañías tecnológicas a acelerar su crecimiento y penetrar en mercados, especialmente en el latinoamericano, ha identificado el entendimiento de mercado, los canales y distribución y los riesgos legales como otros obstáculos.
Al referirse a los fenómenos sociales, políticos y económicos que enfrenta la región, entre ellos la corrupción y la devaluación, Valles fue enfático en asegurar que deben representar una oportunidad para pensar «a largo plazo», sobre todo en tecnología.
«Todos los países latinoamericanos tienen ciclos» y también «sus atractivos» para esa industria, zanjó.
Dentro de las oportunidades que ofrece la región, destacó que las empresas fabricantes aún ven como prioridad países como México y Brasil, principalmente por su tamaño en términos de volumen.
No obstante, basado en su experiencia, aseguró que, dependiendo del producto o servicio, la industria, el tamaño del cliente objetivo, la regulación o el tamaño del mercado, un producto o servicio particular puede ser introducido en cualquier otro mercado regional con «oportunidad y rentabilidad».
Resaltó además que la población latinoamericana es relativamente joven y, por ello, «proclive a adoptar rápidamente tecnologías», por lo que presentan un desafío atractivo para que las compañías internacionales se fijen en el desarrollo regional.
«Ahí está la creciente penetración de ‘smartphones’, el uso de redes sociales, la acelerada expansión de la publicidad ‘online’ para demostrarlo», ejemplificó.
En esa línea, Valles le recomendó a las empresas tecnológicas analizar desde el producto y las necesidades concretas antes de desembarcar en un mercado «de grandes oportunidades» como Latinoamérica.
Por último, emplazó a las compañías a colaborar con los Gobiernos «desde dos puntos de vista»: el primero, el marco regulador adecuado para facilitar las inversiones, y el segundo, en crear las condiciones para que esas inversiones se desarrollen con la profundidad y extensión requeridas.