viernes, 6 de noviembre de 2015
Colombia rememora y pide perdón por la tragedia del Palacio de Justicia

Jaime Ortega Carrascal
Bogotá, 6 nov (EFE).- La tragedia del Palacio de Justicia, uno de los episodios más dolorosos de la historia de Colombia, revivió hoy al cumplirse 30 años de aquella toma guerrillera y posterior retoma militar, con actos en los que se rindió homenaje a las víctimas y el Estado pidió perdón por su responsabilidad en los hechos.
Los homenajes fueron encabezados por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien como jefe de Estado entonó un mea culpa «de corazón» en el que reconoció los excesos cometidos por los militares al recuperar el Palacio tomado por un comando de 35 guerrilleros del Movimiento 19 de Abril (M-19).
La toma guerrillera, que comenzó el 6 de noviembre de 1985 y terminó al día siguiente con el Palacio reducido a escombros, dejó 94 muertos, entre ellos once magistrados de la Corte Suprema, decenas de heridos y once desaparecidos, en su mayoría empleados de la cafetería y visitantes, según la Comisión de la Verdad que investigó los hechos dos décadas después.
«Por eso, en nombre del Estado, pido perdón por el incumplimiento al deber de prevención con las personas que se encontraban en el Palacio de Justicia, por la violación de sus derechos a la integridad personal, a las garantías judiciales y a la protección judicial de la Convención Americana sobre Derechos Humanos», manifestó el presidente.
Santos reconoció «la responsabilidad del Estado colombiano» en diez desapariciones forzadas, en la desaparición y «ejecución extrajudicial» del magistrado auxiliar Carlos Horacio Urán Rojas, «por la falta de determinación del paradero» de dos de las víctimas, «por la detención y tortura» de dos universitarios y por «los tratos crueles y degradantes cometidos» contra otra persona sospechosa de ser colaborador del M-19.
En el acto celebrado en el reconstruido Palacio, el mandatario recordó que en ese mismo lugar, hace ya tres décadas «se sacrificó a la Justicia y a sus más altos magistrados, además de abogados, funcionarios y visitantes ocasionales del Palacio, y comenzó la tragedia de otros tantos que hasta este momento se sigue descubriendo en todos sus detalles».
Retratos de los once magistrados de la Corte Suprema inmolados fueron instalados en la fachada del edificio, que alberga también una exposición del llamado «Holocausto del Palacio de Justicia».
La admisión de responsabilidades y pedido de perdón fue en cumplimiento de una sentencia de noviembre del año pasado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) que condenó al Estado por los desaparecidos del Palacio, cuyos familiares presentes en el acto también tomaron la palabra para exigir verdad y justicia.
«Exigimos que este pacto de silencio que se ha mantenido durante treinta años finalmente se rompa, que los criminales asuman la responsabilidad y digan la verdad que tanta falta le hace a nuestro país», reclamó Héctor Jaime Beltrán, cuyo hijo, que tenía su mismo nombre, era uno de los empleados de la cafetería que salieron con vida y cuyo rastro se perdió, presumiblemente en manos de militares.
Beltrán aseguró que de ese «pacto de silencio» hacen parte el presidente en la época de los hechos, Belisario Betancur (1982-1986), sus ministros y la cúpula de las Fuerzas Armadas de entonces.
En la Plaza de Bolívar, en cuyo costado norte está el Palacio, amigos de los desaparecidos y activistas de los derechos humanos gritaban consignas para exigir justicia y cárcel para el expresidente.
Betancur, de 92 años, no asistió al acto, pero en una carta admitió este viernes que sus acciones durante la retoma militar del Palacio causaron «inmenso dolor».
«Nuevamente pido perdón porque hoy sé que mis actuaciones causaron inmenso dolor a los familiares de las víctimas y tanto dolor histórico al país; y reitero que haría cualquier cosa para aliviarlo», afirmó en su escrito.
El expresidente aseguró que a pesar de quienes participaron en la recuperación del Palacio lo hicieron en defensa de la Constitución y las leyes, «nada podía justificar el exceso del uso de la fuerza frente a la situación en la que se encontraban seres humanos inocentes e inermes».
En el mismo sentido se expresó Santos cuando señaló: «Aquí se presentó una acción lamentable, absolutamente condenable, del M-19, pero, si hubo fallas en la conducta y procedimientos de los agentes del Estado, así debe reconocerse».
Después del acto oficial, ciudadanos se reunieron en la Plaza de Bolívar para hacer su homenaje a las víctimas, especialmente a los desaparecidos.
Con velas, retratos de los ausentes, flores y pancartas con pedidos de justicia fueron recordados los desaparecidos bajo un aguacero que dio un tono aún más melancólico a la jornada.