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Discurso de Gabriel Boric
Laura Barros
Cúcuta (Colombia), 6 sep (EFE).- Habitantes del lado colombiano de la frontera con Venezuela marcharon hoy en defensa de la «dignidad» de sus compatriotas deportados y para ratificar su hermandad con ese país, que hace más de dos semanas cerró el paso entre Norte de Santander (Colombia) y Táchira (Venezuela).
Con camisetas blancas y amarillas de la selección colombiana de fútbol, unas 500 personas caminaron desde el Templo Histórico de Villa del Rosario hasta la entrada del puente internacional Simón Bolívar, que une a Colombia y Venezuela y es el paso más activo de los 2.219 kilómetros de frontera común.
El punto de partida de la marcha fue simbólico pues en ese templo se instaló en 1821 el Congreso de Cúcuta en el que el Libertador Simón Bolívar y el general Francisco de Paula Santander dieron vida a la Constitución de la recién creada Gran Colombia.
«Por la dignidad de Colombia», «Por el respeto al derecho de los colombianos», «Por la solidaridad con las víctimas de las deportaciones masivas», «Por la reapertura de la frontera», «Por el respeto al legado que nos dejó Simón Bolívar», repetían los organizadores mientras los asistentes respondían «presente».
La manifestación, que reunió gente de todas las edades, tuvo lugar después de que este sábado el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, visitara albergues y las zonas adyacentes al puente Simón Bolívar, donde se entrevistó con afectados y autoridades.
Sobre la marcha, el gobernador de Norte de Santander, Edgar Díaz, dijo a Efe que este movimiento cívico fue organizado por la Academia de Historia del departamento para decirles a los dirigentes venezolanos que de este lado de la frontera se pide que se respete «la dignidad y el debido proceso a todos los colombianos».
«Queremos seguir siendo esos hermanos que siempre hemos sido, pero sí pedimos el respeto para nuestros connacionales», añadió Díaz, al señalar que también abogan por la reapertura de la frontera.
El gobernador destacó que la visita de Almagro, quien dialogó «con cada uno de los diferentes afectados», le permitió constatar que el drama de los deportados no es «un cuento mediático» o un «show de los medios», como alegan autoridades venezolanas.
Al recorrido, amenizado por ritmos colombianos e incluso vivas a Venezuela, donde la mayoría de residentes de esta zona tienen parientes o amigos, se sumaron el obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Manuel Ochoa, y el alcalde de la ciudad, Donamaris Ramírez.
El presidente de la Academia de Historia de Norte de Santander, Iván Vila Casado, señaló en un acto al final de la caminata que «nada justifica el cierre de esta frontera colombo-venezolana».
«Históricamente es un absurdo. Desde los tiempos de la Colonia siempre ha sido fluido el paso de un territorio al otro. Han sido muy sólidas los vínculos familiares, sociales y económicos a ambos lados del río Táchira (que divide a ambos países)», afirmó Vila, quien recordó el paso, el 1 de marzo de 1813, del Libertador por esta zona rumbo a Venezuela tras derrotar a los españoles en la Batalla de Cúcuta.
El experto afirmó que «instalar un muro de alambre de púas entre las dos patrias de Bolívar es una clara traición a los ideales del Libertador», frase que fue recibida con aplausos por los asistentes.
«Es la expresión de un funesto y repulsivo antibolivarianismo», dijo sobre la alambrada con la que el Gobierno venezolano cerró el paso fronterizo el 20 de agosto y que ayer reemplazó por conos de color naranja, poco antes de la visita de Almagro.
Vila añadió que la marcha se convocó para expresar su solidaridad «con los colombianos, en su inmensa mayoría de condición humilde, que han sido víctimas de una cruel e inhumana persecución por el solo hecho de ser colombianos», mientras en la marcha un hombre vestido como Bolívar, espada en mano, llamaba a la unión de los dos países.
El obispo de Cúcuta reiteró, en declaraciones a Efe, el llamado de los representantes de la Iglesia de ambos países a buscar acercamientos.
«Es necesario el diálogo, tienen que conversar nuestros presidentes. No podemos crear heridas en esta situación y tenemos que construir unas relaciones bilaterales que son fundamentales para el futuro», sostuvo.
Entre los manifestantes estaba Gloria Sabogal, colombiana con hijos y nietos venezolanos, que en honor a su binacionalidad lucía una camiseta blanca con un corazón con los colores de bandera colombiana y una gorra con las estrellas del estandarte venezolano.
«Mi corazón es para ambos países. Somos uno solo, somos unos hermanos que no nos pueden separar», dijo Sabogal, quien aseguró que espera pronto a sus parientes en Venezuela.