miércoles, 9 de septiembre de 2015
Crisis fronteriza se agrava en Colombia tras cierre de nuevo paso limítrofe

Bogotá, 8 sep (EFE).- La crisis fronteriza desatada hace 20 días por el cierre del principal paso terrestre entre Colombia y Venezuela se agravó hoy con la clausura de un nuevo tramo por orden del presidente venezolano, Nicolás Maduro, decisión que ha tenido una discreta respuesta en Bogotá.
Mientras la tensión política se templa, el número de colombianos que se han visto obligados a abandonar Venezuela sigue creciendo: la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) cifró hoy en 1.467 los expulsados de Venezuela y en 18.619 los que han abandonado el vecino país antes de correr la misma suerte.
De ellos, unos 650 han retornado de forma voluntaria al país desde el pasado 25 de agosto por la frontera entre el departamento de La Guajira (norte) y el estado venezolano de Zulia, el tramo que fue cerrado hoy.
A su vez, 281 personas han sido objeto de «medidas administrativas» de deportación, repatriación y expulsión y fueron recibidas por el sector de Paraguachón, que hoy amaneció cerrado por orden de Maduro.
La reacción más dura a ese nuevo cierre llegó de Eurípides Pulido, alcalde de Maicao, municipio colombiano al que pertenece el punto de Paraguachón y que basa su economía en una intensa actividad comercial transfronteriza.
El regidor aseguró que hay una «inmensa preocupación» en la comunidad por los efectos que puede generar este nuevo bloqueo con el país vecino.
Sin embargo, el Gobierno ha mantenido una reacción discreta sobre el caso y la canciller María Ángela Holguín aseguró hoy en Nueva York que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos sigue dispuesto a hablar con el de Venezuela sobre la crisis fronteriza, pero consideró que «por ahora las circunstancias están un poco complicadas».
Con esa declaración queda en el aire la esperanza abierta el lunes, cuando Santos anunció que aceptaba la mediación del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, en el conflicto entre ambos países.
Santos se mostró incluso dispuesto a una reunión en Montevideo, pero el mandatario venezolano respondió primero con una aceptación de la mediación de Argentina y Brasil y luego con el anuncio del nuevo cierre fronterizo.
Sin embargo, esa clausura era en cierta forma esperada por el Ejecutivo colombiano, que ante la actitud de Venezuela consideraba posible que el cierre fronterizo, que comenzó en el paso entre Cúcuta y San Antonio, se extendiera a otros puntos de la frontera, según dijeron a Efe fuentes cercanas al Gobierno.
Los dos países tienen un tercer paso fronterizo entre Arauca (Colombia) y Apure (Venezuela), que es el único que permanece abierto.
«Nosotros insistimos en que queremos y tenemos toda la buena disposición para dialogar, pero por ahora las circunstancias están un poco complicadas», dijo hoy Holguín a los periodistas tras reunirse con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
En su encuentro, la canciller colombiana explicó a Ban la situación en la frontera, tanto desde la óptica humanitaria como los «problemas estructurales» en la zona.
La ministra destacó en su reunión con Ban el problema que plantea el contrabando y las organizaciones que operan a ambos lados de la frontera, precisamente la causa alegada por Maduro para el cierre y para las medidas de excepción ordenadas en los estados de Táchira y Zulia.
Para la canciller el encuentro con el jefe de la ONU fue «muy positivo» y, tras él, «muy seguramente» Ban, que ya trató el asunto con Maduro en un encuentro que tuvieron en China, volverá a hablar con Venezuela sobre el conflicto.
Dentro de esa discreción del Gobierno, Santos elogió hoy las «libertades» de la democracia colombiana, entre las que destacó la independencia de poderes y la libertad de prensa y expresión.
El mandatario afirmó que en Colombia se «cree en la verdadera democracia» y se respeta «el derecho de cualquier ciudadano a disentir», unas declaraciones que llegan después que desde Caracas se haya acusado a la prensa colombiana de mentir y manipular al hablar de la crisis en la frontera.
Ante esa coyuntura de tensa espera los Gobiernos de ambos países mantienen una distancia medida ante un posible encuentro al máximo nivel y el éxodo de colombianos continúa creciendo.