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Discurso de Gabriel Boric
Bogotá, 13 jul (EFE).- El jefe negociador del Gobierno colombiano en los diálogos de paz, Humberto de la Calle, advirtió hoy que no se debe confundir la reducción de la intensidad del conflicto armado acordada ayer en La Habana con las FARC con un cese el fuego bilateral.
De la Calle y el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, explicaron en una rueda de prensa en Bogotá los anuncios hechos el domingo en Cuba y señalaron que el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) «no es irreversible aún».
«El desescalamiento (bajar el nivel a la confrontación) no puede confundirse con el cese de fuego bilateral y definitivo. El cese del fuego tiene que ser estudiado como de hecho se está haciendo y hace parte del proceso de agilización (de los diálogos) pero es una etapa posterior con características propias», dijo De la Calle.
Jaramillo, por su parte, acotó que hay «una diferencia fundamental» pues lo acordado con las FARC son «pasos progresivos, gestos» para bajar el nivel de la confrontación, «que la gente sienta que se está acercando la paz y aclimatemos el final del conflicto, pero eso no es un cese el fuego bilateral».
«Lo que no está dispuesto el Gobierno es a entrar en una especie de cese bilateral prematuro y chambón que nos va a llevar a experiencias nefastas del pasado», dijo Jaramillo en referencia a iniciativas similares de procesos de paz de los años 80 que fracasaron.
El Gobierno y las FARC anunciaron ayer en Cuba un plan para reducir la intensidad del conflicto y agilizar la consecución de acuerdos con el fin de crear las condiciones para llegar más adelante a un cese el fuego bilateral y definitivo.
Con el propósito de avanzar «sin demoras a la firma del acuerdo final» las partes acordaron además un cambio de la metodología usada hasta ahora, de ciclos de reuniones, por «un trabajo técnico, continuo y simultáneo sobre los puntos centrales de la agenda».
«El único que está dispuesto a discutir el Gobierno es un cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo (…) que supone un mucho mayor formalismo, unas reglas claras, unos actos prohibidos, una verificación y se supone que es definitivo», añadió Jaramillo.
De la Calle explicó además que los elementos de la parte militar del «desescalamiento» van a ser «definidos por el Gobierno no en la mesa de conversación» sino con el Ministerio de Defensa y con el mando militar y serán «progresivos», dependiendo del grado de cumplimento que las FARC hagan de lo prometido.
Las FARC anunciaron la semana pasada un cese el fuego unilateral de un mes a partir del próximo 20 de julio y ayer se comprometieron «a mantener la suspensión unilateral de todo tipo de acciones ofensivas», a la que el Gobierno responderá con la puesta en marcha de un proceso de reducción de las acciones militares.
En cuatro meses, es decir en noviembre próximo, las partes harán una evaluación del cumplimiento de lo pactado y decidirán el camino a seguir.
«Vamos a estar vigilantes sobre lo que hoy se pactó. Y en cuatro meses a partir de ahora, dependiendo de si las FARC cumplen, tomaré la decisión de si seguimos con el proceso o no», manifestó anoche el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en una alocución al país para explicar la situación.
Al respecto, De la Calle dijo que lo acordado ayer tiene como propósito «agilizar, intensificar las conversaciones con un cambio profundo de metodología».
«Queremos saber en cuatro meses si realmente lo sustancial en lo que falta por acordar es viable o no es. Estas cosas funcionan o no funcionan. No es que sea irreversible aún el proceso», enfatizó.
Hasta el momento las partes han llegado a acuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda y faltan dos, uno relativo a víctimas, que incluye justicia, reparación y garantías de no repetición, y otro sobre el fin del conflicto, en el cual está contenida la dejación de armas de las FARC y la desmovilización de sus miembros.