EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Carlos Meneses Sánchez
Bogotá, 4 sep (EFE).- El poeta marroquí El Arbi El Harti aterriza en Colombia con la consigna de mostrar por medio de un ciclo de cine de su país las preocupaciones sociales de una nueva generación artística, comprometida con los Derechos Humanos y al mismo tiempo amenazada por el conservadurismo de su Gobierno.
Desde el 9 hasta el 18 de septiembre, Colombia y Marruecos reducirán su distancia geográfica con una muestra cinematográfica en la que se proyectarán 25 películas, entre largometrajes, cortos y documentales, en las ciudades de Bogotá y Medellín.
«Después de Tánger. Marruecos, hoy», nombre del ciclo, «recoge todas las inquietudes que hay en el país» magrebí, afirma El Harti en una entrevista con Efe.
«El nuevo relato cinematográfico marroquí, sorprende hasta a los propios marroquíes y creo que sorprende hasta los propios realizadores», comenta El Harti, también periodista y profesor de Literatura de la Universidad Mohamed V de Rabat.
Esa revolución en el discurso fílmico marroquí ha hecho posible la producción de películas transgresoras para una sociedad aún inmersa en plena transición democrática y poco acostumbrada a tratar en la gran pantalla cuestiones de género o libertades sexuales.
El Harti (Asilah, 1963) ha reunido una serie de obras firmadas por una generación que ha tenido «la valentía y la osadía» de romper con el inmovilismo social de un sistema político que ha girado al conservadurismo.
Parte de la culpa de esa transformación radical en el séptimo arte marroquí también tiene sello español.
«La influencia del cine español es fundamental, en el salto de la renovación del discurso cinematográfico marroquí está muy presente Almodóvar, nadie lo dice, pero está», aprecia el poeta.
En este sentido, la directora Narjis Nejar abrirá el festival con «Los ojos secos», la historia de una pequeña aldea en la que las mujeres son prostitutas, una actividad que las hijas heredan de las madres.
La cinta suscitó una gran polémica en Marruecos y llegó incluso hasta el Parlamento, a petición de los diputados bereberes, que pidieron medidas contra Nejar.
«Marruecos no deja de ser un país árabe y esta eclosión de libertad de expresión, de narrar la historias sin tapujos, revienta los miedos, pero nos coloca ante una situación de precariedad ante los conservadores», asegura El Harti.
La precariedad de la que habla el poeta deriva de la presión ejercida por los islamistas del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que desde 2012 encabeza el Gobierno de Marruecos.
Los métodos de coacción para enterrar estas historias ya no son tan evidentes como la censura estatal o «sacar a la policía a la calle», «pero está el dinero, es decir, quitan las subvenciones».
«Los conservadores no están de acuerdo con este cine, lo combaten porque lo consideran un cine transgresor a los valores religiosos. Consideran que un homosexual no tiene que tener presencia en el cine, por ejemplo», denuncia El Harti, que ha conseguido pasear este ciclo por Madrid y Barcelona con una gran acogida.
A la muestra asistirá una delegación de 12 artistas marroquíes, que en su mayoría se formaron en Europa, Estados Unidos y Canadá y regresaron al país «con una mirada limpia y un enfoque sin ideologías» coincidiendo con la apertura iniciada desde la llegada al trono alauí en 1999 del rey Mohamed VI.
No obstante, el proceso no ha terminado y de hecho hoy los marroquíes fueron llamados a votar en las elecciones municipales y regionales, las primeras de este tipo celebradas bajo la nueva Constitución de 2011.
Pase lo que pase en estas elecciones, El Harti y la generación de artistas que visitan Colombia estos días seguirán apostando por un cine social a la espera de encontrar en su país el reconocimiento cosechado en el exterior.
«No hay vuelta atrás, los que estamos, estamos ahí», concluye El Harti.