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Discurso de Gabriel Boric
Carlos Meneses Sánchez
Cali (Colombia), 7 nov (EFE).- El coreógrafo francés Mourad Merzouki revisa desde el patio de butacas los movimientos de los doce jóvenes bailarines seleccionados para interpretar «Recital Colombia», quienes buscan en la disciplina de los profesionales más herramientas para convertir la danza en su modo de vida.
Esta docena de colombianos, muchos de ellos en riesgo de exclusión, fueron seleccionados por Merzouki para ejecutar «Recital Colombia», cuyo estreno será este domingo en el marco de la II Bienal Internacional de Danza que se celebra estos días en la ciudad de Cali.
«Recital Colombia», iniciativa que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura, combina el hip-hop, género cada vez más extendido entre la población del país, con la música clásica y unas cuantas dosis de humor.
Uno de los elegidos es José Daniel Restrepo, de 20 años, residente en el barrio de San Javier, de la Comuna 13 de Medellín, que por muchos años fue considerada la zona más peligrosa de Colombia, pues fue fuertemente golpeada por el narcotráfico.
«Allá me reúno con mis amigos en la biblioteca de San Javier y allá nos agilizan los espacios. Nos apoyan y bailamos todos en grupo. Es realmente ‘bacano'», relata Restrepo a Efe.
En la Comuna, Restrepo señala que a muchos jóvenes el arte «les ha cambiado la vida, les ha evitado meterse en otros mundos (delincuencia y drogadicción) y ahora se dedican a bailar con mucha pasión».
El joven, que se dejó llevar por la música desde que tenía uso de razón, confiesa que su sueño es poder viajar a Los Ángeles y Nueva York para tomar clases y formarse o también «llegar a Francia y poder entrar en alguna compañía europea».
No obstante, pasar de la calle al escenario, donde la disciplina y el trabajo en grupo es primordial, no siempre es fácil para estos colombianos que traen de diferentes partes de Colombia el deseo de dar rienda suelta a su cuerpo cuando escuchan música en sus hogares.
«Ellos tienen que ser conscientes de que no están en una demostración tipo ‘freestyle’ sino que tienen que estar siguiendo una coreografía que ya está definida. Eso es lo más difícil», señala a Efe Merzouki en la Sala Beethoven del Instituto de Bellas Artes de Cali, donde este domingo representarán «Recital Colombia».
Otro de sus pupilos es Samuel Mateo Ortiz, de 20 años, que empezó a mover las caderas «hace ocho años», como recuerda a Efe, cuando empezó a apuntarse a todos los cursillos de baile que ofrecía su colegio del barrio El Tejar, en el sur de Bogotá.
Empeñado en convertir la danza en su forma de vida, nada más cumplir la mayoría dedicó todos sus esfuerzos en ser bailarín y «siempre con el apoyo de la familia», dice orgulloso este bogotano.
«El hip-hop representa para mí todo. Es mi trabajo, mi hobby, mi guía y mi forma de desahogarme, todo», revela Ortiz.
En opinión de Merzouki, los doce bailarines «tienen una muy buena técnica y mucha formación», así sea autodidacta, aunque insiste en el hecho de que «lo importante es transportar la energía de la calle».
«Cuando están en la calle tienen una total libertad, pero cuando están dentro (del escenario) deben estar muy concentrados en lo que se les dice para hacer lo correcto», apunta el maestro del que todos sus alumnos aprecian la dedicación que le pone a la pieza cuando faltan de 24 horas para el estreno final ante el público.
Esta docena de jóvenes volverá a su vida cotidiana una vez se baje el telón, pero serán más conscientes de que vivir del baile es una profesión en la que es posible soñar despierto.