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Carlos Meneses Sánchez
Medellín (Colombia), 17 sep (EFE).- Los libros usados o «leídos» se han convertido en una opción de éxito en la Fiesta del Libro y la Cultura que transcurre estos días en Medellín, para encontrar títulos imposibles, ediciones antiguas y clásicos a un precio ventajoso.
Una primera edición de «El coronel no tiene quien le escriba», de Gabriel García Márquez, la colección de las obras completas del filósofo Friedrich Nietzsche u obras europeas del siglo XVII, son algunos de los tesoros de esta feria, que un día fueron leídos y hoy están a la espera de ser descubiertos de nuevo.
El término «leídos» lo generalizó en el país la librería Palinuro iniciativa del pensador colombiano Héctor Abad, cuyo socios decidieron en el momento de su fundación instaurar esta nueva denominación.
«Cuando estábamos buscando el eslogan, libros ‘usados’ sonaba burdo; libros de segunda, peor y fue cuando se nos ocurrió lo de libros ‘leídos. Caló tanto que ya es un término nacional», comentó a Efe Luis Alberto Arango, uno de los socios de Palinuro.
Decenas de personas, sobre todo jóvenes, se arremolinan alrededor de estos expositores, los más concurridos de la feria por dos razones: su mística y su precio.
«El libro leído tiene un encanto, tiene algo detrás, un sabor si se quiere. Y claro que el precio es muy distinto al del libro nuevo», agregó Arango, quién añadió que los títulos nuevos «están caros en Colombia».
Diferente es la propuesta de «Haylibros.com», cuyo director, Luis Galán, cambió el rumbo de su negocio y ahora vende publicaciones «leídas», pero a través de su página web, luego de cerrar hace tres años la librería que tenía en el centro de Medellín.
«Aquí hay mucha gente en la feria, pero normalmente las librerías durante todo el año están solas por lo que no se justifica tener una abierta porque pierdes dinero», manifestó Galán.
Sus mejores clientes son los lectores argentinos, aunque también recibe pedidos desde Brasil, México y Chile y por supuesto de Colombia, entre otros países.
Galán explicó que también pone en práctica el trueque, «el único requisito es que tiene que ser un libro original cuyo autor se equilibre con el del libro que se quiere adquirir», de tal manera que una obra de Heidegger la cambiaría por una de Deleuze o Sartre.
Por el contrario, la razón de ser de «Los libros de Juan», según contó a Efe su director Juan Rafael Hincapié, son los «libros descatalogados, difíciles de adquirir, para aquellos investigadores que están interesados en tener ediciones diferentes»,
A la Fiesta del Libro de Medellín solo ha traído unos pocos de los más de 30.000 volúmenes que acumula en su establecimiento, entre los que se encuentra el primer libro editado en Colombia, «El Cristo paciente», que fue publicado en 1787.
«Tenemos vitrinas con joyas bibliográficas, que son parte del patrimonio de la librería, raras y curiosas y esa es la forma de llamar a la gente. Algunos de estos están para la venta», comentó Hincapié.
Entre los mares de libros «leídos» expuestos, rebusca el ingeniero Juan Camilo Bedoya, quien ya ha encontrado cuatro de los títulos que andaba buscando, «Los viajes de Gulliver», «Las aventuras de Tom Sawyer», «Los tres mosqueteros» y «Las mil y una noches».
A su lado, más personas preguntan por otros clásicos y esbozan una sonrisa de satisfacción cuando el librero saca de la estantería el título que tanto tiempo llevaban buscando.