viernes, 8 de abril de 2016
Marruecos y Colombia: los intelectuales en las transiciones políticas
A.Chaui

Abdelkader Chaui, escritor, crítico literario y embajador de Marruecos en Chile, participa del conversatorio: “El papel de los intelectuales en las transiciones políticas”.

CLARARIVEROSPor Clara RIVEROS

El Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales -IEPRI- de la Universidad Nacional de Colombia y elObservatorio y plataforma de consultoría Análisis Político en América Latina –CPLATAM- celebraron el conversatorio: “El papel de los intelectuales en las transiciones políticas”, del que participaron Abdelkader Chaui, destacado escritor y crítico literario marroquí, actual embajador del Reino de Marruecos en Chile; y, Fabio López de la Roche, Director del IEPRI.

Chaui describió la compleja situación de su país durante los “años de plomo” -régimen de Hasan II (1961-1999)- una época de censura y represión estatal hacia opositores, disidentes, críticos y activistas, que dejó un amplio registro de violaciones a los derechos humanos. La intelectualidad marroquí propició la modernización cultural del país, exigiendo cambios y transformaciones, expresando posiciones críticas y movilizándose, muchos terminaron en prisión. Chaui -pertenecía al Movimiento 23 de marzo de orientación marxista-leninista- fue detenido en noviembre de 1974 y debió enfrentar una condena de 22 años de cárcel en un juicio que –como expresó Amnistía Internacional en 1987 cuando pedía solidaridad para los presos de conciencia en Marruecos- “se caracterizó por numerosas irregularidades”. El escritor recuperó la libertad en 1989.

Una cuestión a considerar es que la opción marxista leninista –de haber triunfado- tampoco conduciría a la democracia. Así lo demuestran tanto las revoluciones y acontecimientos en otros países como las voces de diferentes intelectuales que se han referido a estos procesos.

Con el advenimiento de Mohamed VI (1999) inició una etapa de transición y modernización del país. Se fijó el compromiso de llegar a la verdad de los años de plomo y así esclarecer la represión de agentes del Estado hacia la disidencia que, pese a actuar en la clandestinidad, no llegó a emplear la violencia como forma de lucha. En los años recientes se han promovido reformas estructurales tendientes a la consolidación del Estado de Derecho pero no avanzan al ritmo esperado. Al respecto, Abdelkader Chaui, admitió:“Marruecos experimenta un proceso de democratización largo y lento”.

¿Puede darse un retroceso en el proceso de democratización marroquí?

Mohamed VI busca conciliar tradición, modernidad y modernización. El  balance es favorable pero existe gran incertidumbre sobre el futuro próximo del país, algunas situaciones hacen dudar de la apertura política y del clima de libertades, especialmente en lo relacionado con las restricciones a la libre expresión para periodistas y activistas. Informes recientes de prestigiosas organizaciones internacionales documentan los hechos.

Marruecos debe avanzar sin vacilación en su compromiso con la democracia, las libertades y los derechos humanos. Hay una sociedad activa que se moviliza y exige sus derechos, otros sectores se resisten al cambio. Preocupa la creciente islamización del país. El Rey como autoridad religiosa apuesta por un islam moderado dentro y fuera del territorio pero no hay certeza sobre el compromiso -en esa dirección- del partido que gobierna. La moderación religiosa y la coexistencia pacífica en la diversidad son algunas de las mejores cartas que tiene Marruecos ante el mundo. Está claro que las diferentes fuerzas políticas deben estar integradas al sistema político e inscritas en un marco de legalidad y legitimidad, pero el proyecto de país de Justicia y Desarrollo genera dudas.

En octubre tendrán lugar las elecciones legislativas. El jefe de Gobierno, el islamista Abdelilah Benkirán, cuenta con un amplio respaldo -pese a los rasgos populistas en su estilo- hay sectores que apoyan su gestión. No obstante, los islamistas no tienen el camino despejado, el partido Autenticidad y Modernidad –PAM- en su cuarto congreso nacional –celebrado en enero- se comprometió a luchar ‪‎contra el ‎uso político del ‪‎islam, maneja una agenda bastante progresista y suscita grandes expectativas por su composición y dinamismo. El PAM puede dar mayor impulso y celeridad a las reformas políticas planteadas en la Constitución (2011) que permitirán la consolidación democrática en Marruecos. Los electores decidirán el país que quieren, tienen la última palabra.

IEPRII

Fabio López de la Roche, Director del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI -Universidad Nacional de Colombia

¿Llegará la paz a Colombia?

2016 también será un año decisivo para Colombia. Las negociaciones entre el Gobierno y el grupo guerrillero FARC alcanzan más de tres años, pese a los momentos de tensión, las partes continúan en la mesa de negociación para poner fin a un conflicto de más de 50 años, han fijado el mes de marzo para la firma del acuerdo. El país está polarizado, sectores de izquierda, liberales y algunos conservadores respaldan el proceso con mayor o menor entusiasmo; otros, los más conservadores y más a la derecha se resisten. El proceso admite y merece críticas, pero debe reconocerse que la negociación ha logado avanzar sustancialmente en comparación con procesos fallidos del pasado.

El director del IEPRI, Fabio López de la Roche, sostuvo que: el fortalecimiento del pluralismo político, la inclusión de nuevas fuerzas y el mejoramiento de las garantías para el ejercicio de la oposición son temas claves para la transformación política que se avecina en Colombia, entendida, como la transición hacia la paz. En las décadas que lleva el conflicto colombiano los intelectuales han jugado un papel relevante, especialmente en el análisis de la violencia, las causas y los actores. Desde fines de la década de 1980 se afianzó el diálogo entre el Gobierno y la academia, hoy se evidencia en los aportes de distintos intelectuales al proceso de paz.

La negociación genera mayor expectativa externa que interna, aunque no ha estado exenta de críticas de organizaciones internacionales, Human Rights Watch –HRW- viene alertando sobre lo defectuoso del acuerdo en materia de justicia, para esa organización el “acuerdo esconde una renuncia a cualquier posibilidad genuina de justicia y, con esto, a la oportunidad de alcanzar una paz duradera”. Los responsables de atrocidades –agentes del Estado y guerrilleros- pueden librarse de recibir un castigo legítimo por los crímenes que cometieron. El desafío es enorme. La búsqueda de la paz como una apuesta de largo aliento supone un gran reto para la sociedad.

En diferentes países los intelectuales han sido víctimas de regímenes represivos y gobiernos autoritarios a la vez que han desempeñado un papel notable en los procesos de transición y apertura política, promoviendo la reconciliación y exigiendo un claro compromiso con la  verdad, la justicia, el perdón, la reparación y las garantías de no repetición. Reconocer la realidad de los hechos y de sus actores, conceder la debida importancia a la memoria y a la historia, son condiciones esenciales para que las transiciones políticas no se queden a medio camino. Colombia y Marruecos, dos países en dos continentes, dos experiencias donde los intelectuales han sido partícipes destacados de la transición. Queda, sin embargo, mucho camino por recorrer.