viernes, 18 de septiembre de 2015
MinJusticia reitera necesidad de cambiar la política antidrogas de Colombia

Bogotá, 18 sep (EFE).- El ministro de Justicia, Yesid Reyes, reiteró hoy la necesidad de cambiar la política antidrogas de Colombia porque, según dijo, las herramientas para enfrentar este problema son «inadecuadas e insuficientes» ante los nuevos retos registrados en la última década.
Reyes, que conversó con la sociedad civil sobre la posición que mantendrá Colombia en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas (UNGASS) en 2016, afirmó que es necesario buscar soluciones más efectivas y humanas.
«No podemos seguir aferrados a una visión monocromática centrada en la reducción de la oferta traducida en una política desbalanceada que ha privilegiado la represión y la sanción penal», sostuvo el ministro en declaraciones recogidas en un comunicado del Ministerio.
Y es que, apuntó, los retos que el país tenía hace una década «han cambiado y las herramientas de las que disponemos para enfrentar el problema de las drogas resultan inadecuadas e insuficientes».
Reyes subrayó que Colombia es «líder en interdicción a nivel mundial» y recordó que entre enero y agosto de este año «ya se ha incautado más cocaína que en todo el año 2014».
El ministro dijo que el Estado seguirá persiguiendo a «los eslabones fuertes de la cadena del narcotráfico», pero que también es necesario «estudiar las condiciones de vulnerabilidad de los cultivadores y de los llamados correos humanos» porque es «injusto» que la «fuerza represiva» de la ley caiga «sin proporción» sobre ellos.
«No queremos seguir buscando un mundo libre de drogas como objetivo utópico e imposible, sino diseñar una política de drogas que permita reducir los impactos negativos que este fenómeno tiene sobre nuestra sociedad», concluyó.
Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en julio pasado, la superficie cultivada con coca en Colombia se incrementó un 44 % en 2014.
Ese año, el país pasó de 48.000 a 69.000 hectáreas, mientras que la producción potencial de cocaína creció un 52 %, de 290 toneladas métricas a 442 toneladas.