EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Jorge Rincón
Pueblo Flecha (Colombia), 10 oct (EFE).- Pueblo Flecha, que debe su nombre a la caña flecha, la materia de los típicos sombreros «vueltiaos» de Colombia, enterró un enfrentamiento de casi 30 años con una minera para forjar una alianza en beneficio de la comunidad y hoy se propone como ejemplo para un país que se acerca a la paz.
Además de ser una tierra donde abundan la caña flecha (Gynerium sagitatum), y los cultivadores y limpiadores de esa gramínea con la que se elaboran toda clase de artesanías, este pueblo de 600 habitantes de la comunidad de San José de Uré (norte de Colombia) es vecino de la mayor mina de ferro níquel de América Latina.
Con una producción anual de 37.000 toneladas, la mina Cerro Matoso es operada por la multinacional South32, cuya concesión finaliza en el año 2029.
Después de casi 30 años de problemas con sus vecinos, la minera mantiene desde 2013 un diálogo constante con las comunidades en procura de garantizar una producción sostenible a nivel ambiental y social, y también un futuro para cuando acabe la explotación.
El diálogo ha sido posible gracias a que los líderes comunales, pertenecientes a la etnia zenú, decidieron unir esfuerzos con su otrora enemigo, Cerro Matoso, para sellar una alianza público-privada cuyos resultados están a la vista.
Pueblo Flecha ha experimentado un cambio extremo en menos de dos años que se aprecia en sus más de 100 viviendas nuevas, claramente diseñadas y organizadas, levantadas al lado de las dos calles principales perfectamente delineadas y canalizadas.
A la entrada de sus viviendas los vecinos que se dedican a limpiar y secar la caña flecha, que una vez teñida y tejida dará lugar a sombreros y otros muchos objetos en colores blanco y negro, se muestran orgullosos de su aldea remozada.
Para un futuro cercano se proyecta la remodelación de la escuela y el suministro de agua potable para sus moradores.
Videlman Mejía, miembro del cabildo indígena, resume así para Efe la experiencia en su nueva casa: «frente a lo que teníamos, esto ahora es un palacio. El agua se nos metía. No teníamos baño, la cocina era de leña, el suelo era de tierra pisada. La vida nos cambió para bien y tenemos más salud».
En igual sentido habló Ricardo Gaviria, presidente de la compañía, quien precisó que la minera aportó 64 de las nuevas viviendas y la administración local, las restantes 46.
«Nos paralizaron la producción de la mina en 2008», recuerda el máximo dirigente de Cerro Matoso al hablar de la época previa a la alianza.
Para Luis Eduardo Marulanda, el vicepresidente de asuntos externos de la mina, el ejemplo de Pueblo Flecha es muy significativo para un país que está en la recta final de los diálogos entre el Gobierno y la guerrilla FARC para poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo, al que esta comunidad no ha sido ajena.
Desde 1960, ante el desamparo institucional, esta región vio surgir y padeció el accionar de grupos armados ilegales como el izquierdista Ejercito Popular de Liberación (EPL) o las paramilitares Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.
«Ante la Colombia que se nos avecina, sin la violencia del conflicto armado, la unión del Gobierno, la comunidad y la empresa privada es una estrategia que ayudará a consolidar una paz que sea terreno fértil para que crezca el progreso y bienestar de todos, a eso le estamos apostando aquí en Cerro Matoso», afirma.
No solo el presente de los habitantes de Pueblo Flecha ha cambiado. La alianza con la minera de Cerro Matoso es también para después de 2029.
Con quince años de antelación, la mayor productora de la materia prima del acero inoxidable de América Latina ha empezado a implementar un programa que busca garantizar la sostenibilidad de la región luego de que la mina cierre y que ha denominado el Proyecto Legado.
«Es la herencia que queremos dejar en la región. Una región que no dependa económicamente de Cerro Matoso y que encuentre otras vocaciones y posibilidades más allá de las que hasta ahora ha brindado la minería», aclara Víctor Cock, gerente de asuntos externos y comunidad de la empresa.
El Proyecto Legado tiene varios componentes que pretenden concretar, desde distintas aspectos, un plan de desarrollo integral y sostenible para los municipios de influencia de la mina.
Uno de los puntos principales es la próxima apertura de un centro de enseñanza profesional oficial para todo el Alto San Jorge, la comarca donde se encuentra Pueblo Flecha.
La empresa de Cerro Matoso aportará los terrenos para la sede de este centro del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).