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Discurso de Gabriel Boric
Por Stella MONTORO, para SudAméricaHoy (SAH)
Los países que integran Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) acaban de adoptar una decisión que, quizás, no ha tenido la repercusión esperada. A propuesta de Juan Manuel Santos el bloque, por unanimidad según Nicolás Maduro, designó al ex presidente, Ernesto Samper, como secretario general. El colombiano, muy a pesar suyo, nunca logró escapar de la sombra del narcotráfico que empañó su gestión. La presunta financiación de su campaña, por el cartel de Cali, le colocó en el banquillo del juicio político en una tormenta que continúa hasta hoy. Es lo que se llamó en Colombia, «Proceso 8.000».
Samper, que se salvó por un voto, ahora dice que no quiere recordar el asunto y evita opinar sobre el tema más oscuro de su trayectoria. El expresidente prefiere enfocarse en su futura misión en Unasur donde, repite una y otra vez, -ironías del pensamiento- «la opinión» será una de las bazas más importantes. En una entrevista con la agencia española Efe declinó pronunciar una palabra sobre el «Proceso 8.000» y confió en que el resurgir del escándalo no afecte a su ratificación en la Secretaría General de Unasur. Es más, expresó su confianza en que «ese consenso se mantenga» y sea ratificado el 22 de agosto en una Cumbre en Montevideo donde Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela le darán, previsiblemente, el sí.
El ex presidente, de 63 años, asegura que su desafío es convertir el organismo en un «bloque de opinión política». Esto es, en una autoridad internacional de peso en asuntos globales. Ernesto Samper no ha visto una oportunidad como ésta desde que abandonara el gobierno en agosto de 1998. Perseguido por el recuerdo de los Rodríguez Orejuela y compañía, ve el cielo abierto con el cargo en Unasur. Por eso, no quiere remover el basural que le tuvo de protagonista.
Con Efe se despachó de los asuntos que quiso y que no es otro que Unasur. «Unasur es esencialmente un escenario político del cual se espera que haya pronunciamientos políticos». «Su principal función es interpretar la realidad de lo que se está viviendo actualmente en América Latina y sobre todo expresar opiniones de actualidad contemporánea». Unasur debe opinar siempre como un «bloque de opinión política. Ese, es el desafío más importante», insiste.
Samper siguió hablando de Unasur , una iniciativa del peruano Alejandro Toledo que vio la luz en el 2008. En la entrevista logró «zafar» de tocar el «Proceso 8000» pero otro ex presidente, Andrés Pastrana, le salió al paso para refrescarle la memoria y advertir del simbolismo que tiene premiarle con el cargo más importante del bloque regional. «La lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado comienza por la sanción social de sus miembros», clamó Pastrana. “El premio a Samper, -añadió-, quien además corrompió al Congreso para absolverle, es un mensaje errado del presidente Santos a los colombianos de bien y a la comunidad internacional que ha sido testigo del sacrificio de nuestra gente en esta sangrienta lucha”
El tiempo no borra conversaciones como la que Samper mantuvo con la asesinada «monita retrechera» ni la frase de Monseñor Rubiano cuando dijo «es como si a uno se le mete un elefante en la casa… ¡Pues tiene que verlo!». La declaración era en respuesta a la frase exculpatoria de Samper durante su juicio político: «Si entró dinero del narcotráfico en mi campaña presidencial, en todo caso fue a mis espaldas», dijo.
Unasur, quizás, debería revisar si el que entrará en agosto en la Secretaria es un hombre probo o se le está colando algún ejemplar de mayores dimensiones.