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Discurso de Gabriel Boric
Clara Rojas, en el momento de su liberación, junto a un delegado de la Cruz Roja en las selvas del Guaviare
Por Stella MONTORO, para SudAméricaHoy
La crueldad de las Farc parece no tener fin. La guerrilla terrorista más antigua del continente avanza en Cuba en un proceso de paz que, en ocasiones, se parece más a una declaración de guerra. Su último objetivo esta semana, hace apenas un par de días, fue Clara Rojas, su antigua rehén y víctima a la que ahora intentan despojar de esa condición.
La hoy congresista colombiana permaneció secuestrada seis años. La guerrilla la sorprendió en compañía de su jefa y por entonces candidata presidencia, Ingrid Betancourt. Ésta, era el botín que, por terquedad suya, descubrieron los guerrilleros en San Vicente del Caguán, en el sur del país. La joya de la corona de los secuestrados, la mujer por la que imploraron Francia, Colombia y medio mundo para su liberación, se había empeñado en atravesar el campo minado de las Farc pese a las advertencias del Ejército. Clara Rojas ejercía de responsable de debates electorales de la candidata. En ese momento, pudo abandonar a su suerte a Betancourt pero optó por, en un acto de lealtad suprema, no dejarla sola, acompañarla en su cautiverio. Cuando cambió de opinión era tarde y sus dos intentos de fuga fueron un fracaso.
Los antecedentes sirve como introducción a la interpretación que hace de ellos las Farc, en un extensa columna publicada en su página web y firmada en «las montañas de Colombia». En ésta, sorprenden al planeta al negar la condición de «víctima» de Clara Rojas, sobre la que dicen, «ahora es Representante a la Cámara, en representación de la ultraderecha. Se presenta como una víctima nuestra. Con la mano en el corazón, puedo decirle que no tiene ese derecho».
Los argumentos que esgrimen son que Rojas eligió quedarse con Ingrid Betancourt. “Rehúsa irse y por su propia determinación decide quedarse. Afirma que cualquier cosa que suceda a Ingrid también debe ocurrirle a ella… La relación sentimental que ella sostenía desde mucho antes de su captura con Ingrid, se había mantenido dentro de las dificultades normales que se producen en ese tipo de relaciones»(sic).
La respuesta de Rojas fue inmediata: «Todo lo publicado en ese artículo es falso y me parece desafortunado. Es una forma de las FARC de desacreditarme, quizás por mi repercusión pública». La congresista aprovecha el episodio para exigir: «Creo que es importante que a través de pronunciamientos como éste vayamos aclarando lo que piensan las FARC de las víctimas y si las respetan«, confía en declaraciones a la agencia española Efe.
El 10 de enero del 2008 Clara Rojas, con la intermediación del difunto presidente Hugo Chávez, fue liberada. Durante sus años de cautiverio quedó embarazada de un guerrillero. El parto se produjo en condiciones infrahumanas en la selva y el niño terminó siendo entregado a unos campesinos. Las Farc, también abordar el asunto y aseguran: «intentó matarlo». «Clara -continúa el manifiesto- se mostraba siempre muy ruda con él, y lo lastimaba con frecuencia (…) El planteamiento de Ingrid (Betancourt) fue que le quitaran el niño a Clara, porque a su juicio ella, pese a ser su madre, o lo dejaba morir o lo salía matando».
Del embarazo, el guerrillero anónimo que escribe la nota, asegura que su rehén solía, «golpearse fuertemente la barriga, con el propósito declarado de perder el bebé. Al tratar de calmarla, gritaba enfurecida que ella no iba a poder explicarle al país el nacimiento de ese hijo».
La madre de Emmanuel, nombre de la criatura, insiste sobre sobre sus captores, «Todo es falso, sojuzgan la situación de las víctimas y minimizan la situación que vivieron». Asimismo, reconoce: «Ya no tendría ningún interés en ir a La Habana para ser maltratada de nuevo. Nadie querría volver a pasar por eso».
Las negociaciones con la guerrilla, de por sí complicadas, después de esto, han entrado en un bache. Un segundo grupo de víctimas tiene previsto participar el 10 de septiembre de las conversaciones en La Habana. La teórica voluntad de las Farc es, como recordó Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno que condenó el «ataque personal» a Clara Rojas, «reconocer a las víctimas y asumir las responsabilidades consecuentes». Ahora, esto, también está en duda.