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Carlos Meneses Sánchez
Medellín (Colombia), 17 sep (EFE).- Humilladas y torturadas por defender la democracia, así vivieron tres «Mujeres tras las rejas de Pinochet», título del libro escrito por la periodista chilena Vivian Lavín que busca reabrir la memoria de la historia de Chile durante la dictadura (1973-1990).
El libro cuenta «la vida de tres mujeres, de distinta clase social, pero que además tienen una formación política muy distinta entre ellas y vienen de distintos mundos», explicó Lavín en una entrevista con Efe en la Feria del Libro de Medellín.
Se trata del testimonio de tres expresas políticas que se incorporaron desde jóvenes a la lucha contra la opresión del régimen de Augusto Pinochet: Gina Cerda y las militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Valentina Álvarez y Elizabeth Rendic.
Sus vidas se cruzan en la cárcel, luego de ser detenidas por los servicios secretos, torturadas y condenadas a largos años de presidio.
«Si permitiéramos el regreso de estos agentes del comunismo estaríamos traicionando a nuestros hombres muertos en acción», pronunció Pinochet en un mensaje presidencial de 1981.
Lavín, también directora del programa «Vuelas las plumas», en Radio Universidad de Chile, reconoce que «fueron diálogos difíciles porque eran tremendamente emotivos».
«Había que detenernos, parar, dejarnos a un lado, retomar otra vez más tarde», comenta.
La emoción que expresa Lavín al recordar lo que le costó escribir algunas partes de libro es la misma que siente el lector cuando se sumerge en algunos de los capítulos de la obra.
«Un día, me pusieron corriente, no sé cuánto rato. Me acuerdo que me dijeron que me sacara los calzones, y yo estaba con la regla, porque había dejado de tomar los anticonceptivos. Cuando lo notaron, me dijeron: ‘Ya, hueona, quédate con los calzones puestos pa’ que no ensucies», describe Elizabeth en el libro.
Esta humillación a la que fueron sometidas las protagonistas en diferentes formas y espacios es solo una pequeña parte de un sufrimiento que cobra más fuerza cuando la propia Lavín dice que «hay espacios, los de más dolor, que no se contaron».
La periodista desvela que, en cierta manera, este libro le sirvió «para pagar una deuda definitiva» ya que en su interior pesa el hecho de no haber hecho más durante el confinamiento de las antiguas combatientes.
«Siento que no hice lo que tenía que hacer. Hay una autocrítica, yo debí estar consciente, pero mi momento mi circunstancia tampoco me permitieron, no pude o no quise», agrega emocionada.
Sin embargo, la obra va más allá del relato periodístico de denuncia de los atropellos del régimen de Pinochet, es un gesto político y un intento de revisar la historia ante «el grave problema de memoria» que tiene Chile, según la periodista.
Cuando salieron de la cárcel, Gina, Valentina y Elizabeth «no podían decir: yo soy un héroe, yo luché contra la dictadura» porque «se sentían avergonzadas», agrega.
Según Lavín, «después de la guerra, después este tipo de quiebres sociales, en Chile no ha habido una distinción entre quienes lucharon con las armas y quienes lucharon de forma pacífica»
En este sentido, la periodista denuncia los vestigios todavía presentes de la dictadura de Pinochet, como la Constitución de 1980 o «las mismas leyes de amarre» que rigen aún hoy en el país, como la ley antiterrorista.
En opinión de Lavín «a pesar de que ya han pasado unos 40 años del golpe y 25 años de la posdictadura, Chile no vive una democracia plena».
El libro está dedicado a sus hijas y a las nuevas generaciones, «porque son ellos los únicos que a estas alturas pueden cambiar un poco, abrirse y tener una mentalidad diferente».