EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Venecia. Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy
Historias que pasan en Cuba y Chile contadas por
cineastas forasteros, a veces llegados de los antípodas del mundo, fueron dos de las propuestas más interesantes de la quinta jornada del 74o. Festival de Venecia.
Ellas son “Candelaria” del colombiano Jhonny Hendrix Hinostroza que cuenta la historia de dos ancianos de La Habana que recobran la felicidad perdida gracias a una videocámara, y “Los versos del olvido” del iraní Alireza Khatami, sobre un viejo cuidador de cementerio que da cristiana sepultura a una joven víctima de la dictadura.
El primero fue presentado en la sección “Jornada de los Autores-Venice
Days”, organizada por la asociación de cineastas italianos a la manera de
la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, y el segundo en la
paralela oficial de “Horizontes” con jurado propio.
“Candelaria” es una coproducción entre Colombia, Cuba, Argentina,
Alemania y Noruega que no hace sino confirmar la necesidad del cine
latinoamericano de aliarse con otros países de la región valiéndose además
de la ayuda de fondos e instituciones europeas, no solo de Alemania como en
esta ocasión, sino sobre todo de España y Francia (y Noruega ha abierto
recientemente una ventana hacia el cine del subcontinente).
Por su parte, “Los versos del olvido” es el fruto de la colaboración
entre Francia, Alemania, Holanda y Chile, filmada en este último país con
obvia referencia a la dictadura pinochetista pero que se inspira en recuerdos
angustiosos vividos en su infancia y juventud por el cineasta iraní.
Candelaria y Víctor Hugo es una pareja de septuagenarios de La Habana que
con la implosión de la Unión Soviética y la liberalización del régimen
castrista se enfrentan a un futuro incierto e inseguro.
Una videocámara olvidada por un turista en el hotel donde trabaja
Candelaria dará nueva vida a la pareja que frente a ella volverá a bailar, a
besarse y hacer el amor. La pérdida del aparato los sumirá en el desasosiego
y la única posibilidad de recuperar la felicidad perdida será adentrarse en
el peligroso mercado del Hormigueo, donde van a parar todos los objetos
robados de la isla.
Hendrix Hinestroza produce desde 2003 con su Antorcha Films películas de
su país y otros de América Latina y las acompaña a festivales importantes
como la Berlinale del 2013, donde presentó “Deshora” de la argentina
Bárbara Sarasola-Day y “Anina” del uruguayo Alfredo Soderguit, la misma
manifestación que ha visto el estreno mundial de sus dos primeros
largometrajes, “Chocó” y “Saudó, laberinto de almas”.
“Los versos del olvido” es, en cambio, la historia de un cuidador de
un cementerio rural a punto de ser cerrado hasta que las fuerzas represivas
deciden hacer desaparecer en él a las víctimas del régimen.
El anciano, que se acuerda de todo menos de los nombres de las personas que
entierra, decide dar cristiana sepultura al cadáver de una joven que nadie ha
identificado o reclamado.
El film tiene diálogos en castellano, escritos por René Ballesteros,
pero para evitar toda identificación con la dictadura pinochetista y darle un
significado más universal está hablado en una variedad de acentos, del
español y el andaluz al chileno y de otros países latinoamericanos.
Khatami es un cortometrajista de 37 años que después de haber asistido
a importantes cineastas de su país, entre ellos el premio Oscar Asghar
Farhadi, se ha establecido en Chicago donde es asistente de Arte
Cinematográfico de la Universidad DePaul.
Su film, no desprovisto de ironía y de toques de humor negro, no está
contado desde el punto de vista de las víctimas o de los opositores del
régimen, sino de la gente común que silenciosamente asumen el milenario
deber de dar sepultura a los muertos.