jueves, 13 de marzo de 2014
Correa y la duda de su cuarta elección en 2017
correa saluda milico

Rafael Correa saluda a los militantes durante un acto político

Quito. Ignacio PERALES/ SAH/Efe

Preside Ecuador desde el 2006, renovó el cargo en el 2009 y «repitió plato», de nuevo, en el 2013. El pasado año dijo que no habría una cuarta elección pero… Rafael Correa, tras el «doloroso» revés electoral que sufrió el oficialismo el 23 de febrero, cuando perdió la estratégica alcaldía de Quito, ha puesto sobre el tapete de la discusión su reelección en 2017. La Constitución se lo impide, lo sabe y aunque hasta ahora descartaba otra escala en las urnas, planteó la duda. «Es mi deber -aseguró- revisar la sincera decisión de no lanzarme a la reelección porque tengo la responsabilidad de garantizar que este proceso sea irreversible»

El ambiguo mensaje presidencial cayó como un balde de agua fría en la oposición, que aún no dejaba de frotarse las manos al ver caer el reducto de Quito, administrado desde 2009 por Augusto Barrera, miembro del buró político de Alianza País (AP), el movimiento de Correa. El mandatario teme que Quito, en manos de la derecha, donde ubica al ganador de ese municipio, Mauricio Rodas, quien se considera de centro, pueda trastocar lo que él llama Revolución Ciudadana, el modelo izquierdista aplicado por Correa. Para el gobernante, la oposición podría aprovechar ese revés para intentar reeditar las protestas que sacuden a Venezuela o que han puesto en aprietos al Gobierno argentino a fines del año pasado.

Correa no quiere que eso ocurra en su país y por ello ha planteado la reelección indefinida, una iniciativa que crispa a sus adversarios y que el oficialismo debate estos días. El ministro de Turismo, Vinicio Alvarado, a quien Correa acaba de designar como secretario de la Administración Pública (ministro secretario de la Presidencia), opina que sería mejor que se dejara pasar un periodo para que el presidente pueda presentarse a una tercera reelección. Considera que sería «una alternativa política más viable, más adecuada» y permitiría «a los ciudadanos comparar», destacando a la vez que «quien rige los destinos es la propia ciudadanía en democracia». El legislador opositor Diego Salgado calificó al anuncio del mandatario como «otro golpe a la debilitada democracia ecuatoriana» y reclamó la «alternabilidad» en el poder, aunque también recordó que el oficialismo podría ir con otro candidato diferente a Correa en 2017.

RAFAEL CORREA

Rafael Correa a su llegada a Chile para la investidura de Michelle Bachelet

Pero, si Correa insiste, Salgado advierte que debería reformar la Constitución y llamar a un referendo para que la población sea la que apruebe o no la reelección indefinida, pues la norma actual solo permite una reelección, que para el mandatario ya se ha producido.

Correa, con mayoría suficiente en la Asamblea Nacional (Parlamento) para reformar la Constitución, sin necesidad de un plebiscito, podría optar por éste camino para perpetuarse en el poder.
Algunos opositores no dudan que el oficialismo lograría que pasara la enmienda propuesta por Correa pero advierten que en ese caso la gente podría echarse a las calles.

Para el catedrático Mauro Cerbino, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), la propuesta gubernamental parece haberse puesto a debate a destiempo, pues recuerda que al actual mandato de Correa le faltan aún tres años. Parecería, dijo, «más bien un berrinche, un capricho» del presidente como reacción a los reveses electorales que sufrió en las elecciones municipales y provinciales del pasado 23 de febrero. Además, el mandatario, de acuerdo a encuestas, goza de una alta popularidad situada, según los últimos sondeos conocidos, en torno al 80 por ciento, otra razón por la cual Cerbino considera que la propuesta de reelección se presentó a destiempo.

Pero lo que queda claro para los analistas es que el oficialismo desnudó una de sus mayores flaquezas, la ausencia de nuevos líderes y la dependencia de la popularidad de Correa que, según se vio, no endosa el gran apoyo del que goza a otros candidatos de su mismo grupo.
Por ello, Correa decide ahora revisar su negativa permanente a la reelección y, de paso, anuncia una profunda reorganización en Alianza País, un movimiento en el que Cerbino cree que hay una tendencia de izquierda y otra más derechizada que ha ganado terreno.
Esa pugna es parte de la factura electoral que le ha tocado pagar al oficialismo que, para el analista, debería revisar sus métodos organizativos si quiere evitar otros fracasos en la próxima contienda electoral.