viernes, 31 de julio de 2015
El ‘no’ a Sarver desata una crisis en el Levante

Pedro Zamora
Valencia, 31 jul (EFE).- La decisión del Patronato de la Fundación del Levante de rechazar la oferta de 56 millones de euros del estadounidense Robert Sarver por el paquete mayoritario de acciones de la entidad valenciana ha desencadenado una crisis institucional con numerosas críticas al presidente del club, Quico Catalán, y la dimisión de consejeros y patronos.
La salida, oficializada en la tarde del pasado jueves, del vicepresidente del club, Tomás Pérez, ha abierto una herida en el seno del club valenciano, dividido entre los partidarios de vender a Sarver, entre los que se encontraba el propio Pérez junto a otros tres consejeros, y aquellos que apostaron por rechazar la oferta, con el presidente Quico Catalán a la cabeza.
La precipitada salida del vicepresidente del club ha continuado con la dimisión del representante del Sindicato Minoritario de Accionistas (SAM) en el Patronato de la Fundación del Levante y la voluntad de seguir estos mismos pasos por parte del representante de la Delegación de Peñas del Levante, Vicente Cosido.
El SAM, además, solicitó la dimisión de los consejeros Ramón Vilar y Pedro Catalán por «comentarios ofensivos» a distintas asociaciones levantinistas.
Vilar, que también es concejal de Hacienda en el ayuntamiento de Valencia, llamó «ignorante» al presidente de la Fundación, José Manuel Fuertes, después de que éste último criticara la ausencia de las instituciones públicas valencianas en la reunión del pasado martes.
A Catalán, consejero y padre del presidente del club valenciano, Quico Catalán, le acusan, según distintas fuentes y publicaron varios medios de comunicación, de haber despreciado la reunión de los accionistas minoritarios y peñistas que se celebró la víspera del Patronato de la Fundación y a la que, curiosamente, él mismo también acudió.
El presidente del Levante ha sido en las últimas 48 horas el centro de las críticas por parte del SAM, peñistas, aficionados y también la diana de Robert Sarver.
En varias entrevistas, Sarver se atrevió a asegurar que «Catalán y su familia» cambiaron su posición inicial para decantarse finalmente por no venderle el Levante y poder seguir ellos dirigiendo la entidad valenciana e incluso afirmó que aunque hubiera elevado la oferta económica tampoco habrían aceptado la venta.
Sin embargo, el máximo dirigente levantinista aprovechó la rueda de prensa del pasado jueves, en la que anunció la dimisión de su vicepresidente, para negar, visiblemente molesto y de forma rotunda, esta versión de los hechos y asegurar que «alguien está confundiendo» al dueño de los Phoneix Suns de la NBA con el propósito de «contar mentiras».
«Ahora de repente parece que la familia Catalán es quien manda en el Levante y no es justo. Se me está dando más poder del que creo que tengo. Yo levanté mi mano -en la votación-, no por trece personas. Yo levanté mi mano: un voto. Ni yo ni familia tenemos ocho votos. Faltaban ocho votos para que saliese la otra opción», dijo.
A Catalán, según ha podido saber EFE, también le echan en cara su ambigüedad durante la parte final del proceso de negociación, ya que los críticos con el presidente entienden que el hecho de no haberse pronunciado de forma pública y haberse mantenido neutral favorecía el ‘no’ a Sarver, ya que para aceptar la oferta del americano eran necesarios 2/3 partes de los votos favorables.
Las explicaciones ofrecidas por el presidente tampoco convencieron a los partidarios de un cambio de poderes. Catalán apeló al romanticismo para explicar su negativa en la votación y aseguró que vender por miedo a un posible descenso a Segunda división era «de cobardes».
Estas afirmaciones no fueron entendidas entre los partidarios del ‘sí’ a Sarver porque, según varias fuentes consultadas, los que aceptaban la venta no eran menos del Levante que Catalán ni eran cobardes por querer vender.
Ahora, el Levante, que tiene una deuda de 34 millones de euros ordenada y refinanciada a largo plazo, se enfrenta a una complicada temporada en el aspecto estrictamente deportivo, pues la sombra de Sarver, como reconoció el mismo Catalán, estará siempre presente en un club que ya el curso pasado sufrió hasta el final para salvar la categoría después de haber pasado más de la mitad del mismo en zona de descenso.