domingo, 5 de mayo de 2019
«AMLO, medio siglo en campaña», por Federico PONCE ROJAS

UEl gobierno más difícil, es el de uno mismo. Seneca

Por Federico PONCE ROJAS, para SudAméricaHoy

La carrera política de AMLO ha sido sin duda muy activa, ha transitado en las filas del PRI (1970), del PRD y, actualmente de MORENA, sus publicaciones todas se refieren a movimientos y campañas políticas; su única labor “académica” la realizó como maestro del Instituto de Formación Política del PRI, ya para 1988 se une a la corriente democrática facción de este partido que básicamente se oponía a la selección de la candidatura presidencial con los métodos existentes.

La postulación de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial por el Frente Democrático Nacional, se vio acompañada por la candidatura de López Obrador a la gubernatura de Tabasco renunciando a su militancia priista, sin lograr el triunfo. En 1994 volvió a ser candidato por el PRD a la gubernatura de Tabasco derrotado de nueva cuenta por el candidato del PRI Roberto Madrazo. Su candidatura al gobierno del DF en el año 2000 también respaldada por el PRD no fue menos accidentada.  Básicamente impugnada por los otros partidos por la falta de residencia que exigía un mínimo de 5 años en la capital del país. 

Probablemente una de sus mejores batallas legales fue lograr que el proceso de desafuero (por desacato a una sentencia de amparo), concluyera a su favor, más por razones políticas que jurídicas. Su primera aspiración a la presidencia de la República fue en 2005, en su campaña recorrió los 31 estados de la República Mexicana y las 16 delegaciones del entonces DF, la victoria electoral fue para Felipe Calderón y la respuesta de AMLO fue la protesta social enconada que provocó entre otras cosas el bloqueo del paseo de la reforma.  Sus partidarios lo nombraron “presidente legítimo” en el zócalo de la capital con una amplia congregación de seguidores.

En 2010 “una vez más” reunido con un amplio contingente anuncia su participación en las elecciones presidenciales de 2012 en las cuales su oponente Enrique Peña Nieto se alzó con la victoria.En el último intento anuncia su candidatura para el sexenio 2018-2024 y esta vez con una votación copiosa de 30 millones de electores obtiene de manera indiscutible el triunfo electoral, protestando el cargo de presidente de México el 1 de diciembre pasado: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”. Cumplimiento fácil cuando las reformas constitucionales, la creación o modificaciones a las leyes son hechas a petición de parte, de manera expedita y sin contrapesos.

Estos meses de ejercicio presidencial las conferencias mañaneras que en ocasiones parecieran homilías, se centran en la lucha contra la corrupción y la violencia, mensajes incongruentes que chocan en el terreno de los hechos con acciones autoritarias que también son corrupción y con una violencia desbordada quizá, la peor que se ha vivido en nuestra historia reciente.  Resulta interesante echar un vistazo a la publicación (abril 2019) de la Universidad de San Diego, Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales la “violencia y crimen organizado en México”; los hechos y las cifras son aterradores pero, reales.

Una larga campaña política de casi medio siglo tiene que ser abandonada para gobernar, buscando en el cumplimiento del estado de derecho la anhelada justicia y el bien común.Dividir cotidianamente a la sociedad, provocando el enfrentamiento, descalificar arbitrariamente personas e instituciones aumentan el ya de por sí crispado ambiente de violencia que se vive en nuestro país. A este escenario hay que sumar la falta de respeto del orden jurídico, presionar al Poder Legislativo y confrontar al Poder Judicial, intervenciones que nos pone a los habitantes de esta nación en una situación de riesgo, expectativas negativas y malos augurios.

Es momento de abandonar la campaña política, ejercer el poder dentro de los cauces del derecho aspirando a la justicia y hacer de la política el arte de buen gobierno.