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Discurso de Gabriel Boric
Por Ernesto PÉREZ, Para Sudaméricahoy
Un film colombiano que respeta las reglas del género
policial pero las renueva gracias a la ambientación y al excelente trabajo de los actores, integró la selección oficial de la 13a. Fiesta del Cine de Roma, que cuenta con otros 38 candidatos al único premio de la manifestación, concedido por voto popular.
“Hermanos”, de Pablo González es la historia de dos hermanos, o mejor
dicho de dos hermanastros por parte de madre, que se mueven al margen de la
ley en un ambiente marginado de la provincia colombiana.
Federico acaba de purgar una condena de siete años de cárcel por un robo
frustrado del que se auto inculpa para encubrir a Ramiro, de pocos años menor,
hijo del segundo marido de su madre.
Decidido a no repetir la funesta experiencia en la prisión, Federico se
dejará arrastrar a una serie de delitos que se concluirán trágicamente.
González, que tiene 35 años, ha estudiado cine en París y Berlín y ha
dirigido hasta la fecha diez cortos y dos largos, demuestra un control total
de su profesión con un guión no escrito por él y que cuenta con una
soberbia interpretación de Alejandro Buitrag y Rodrigo Hernández Jerez como los dos hermanos atados por un destino ineluctable que no les deja
escapatorias.
Costeando los tópicos característicos del género, González, ausente del
festival por estar preparando una coproducción en inglés franco-alemana,
“The Burning Bridges”, se revela como una de las voces más firmes y
originales de ese semillero de cine internacional que es América Latina.
MÉXICO, «LA NEGRADA»
Un verdadero ensayo etnográfico que se esconde bajo el
aspecto de una película de ficción y muestra la vida marginada de la
comunidad negra de Costa Chica, en el estado de Oaxaca, es el tema de un
notable film mexicano, el segundo de los cuatro de la sección oficial de la
13a. Fiesta del Cine de Roma.
“La negrada” es el tercer largometraje de Jorge Pérez Solano (autor ya
de los multipremiados “Espiral· y “La tirisia”) que muestra la vida de
una comunidad al límite de la marginalidad a través de dos grupos familiares
(y un tercero en ciernes) creados por un hombre, Neri, que se divide
holgadamente entre su esposa y su amante, haciendo convivir las hijas de una
con la otra.
Pérez Solano, autor del guión, no es un hombre de muchas palabras (cosa
que transmite a su personaje central) pero sí de muchos matices y sutilezas
que el espectador se sorbe maravillosamente en una película de 102 minutos
donde lo único que pasa son las idas y venidas de las dos familias y la
actitud ambivalente de las dos señoras, que ora se odian y ora se ayudan.
Narrado en cuatro jornadas de miércoles a sábado y un domingo de un mes
después, el film muestra los trabajos y los días de esta comunidad que vive
de la pesca (mucha) y del turismo (poco) y desciende de los 200 mil esclavos
africanos llegados a México y que no tiene ningún derecho, al no ser
reconocida como grupo étnico, como nación y como cultura, con apenas un uno
por ciento de la población azteca.
La simpatía y la naturalidad de los actores no profesionales, que actúan
con sus verdaderos nombres (lo que podría hacer pensar que se trata
simplemente de interpretarse a sí mismos) es una de las principales
cualidades de la película pero lo es también la cuidada dirección y
ambientación, la decisión de usar casi siempre una cámara inmóvil para no
perturbar la acción de los personajes y la admirable dignidad con la que
estos sobrellevan una vida de privaciones, hacen que “La negrada” sea una
de las joyas más preciosas de este festival.