sábado, 4 de noviembre de 2017
México impone su cine de ley


Roma. Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy

México se impuso en la Fiesta del Cine de Roma con tres películas que no solo poblaron la cartelera, atestiguando la potencia y la diversidad actual de la industria azteca, sino
que también se impusieron por su calidad y originalidad.
En efecto “Tormentero”, cuarto largometraje de Rubén Imaz, ha sido la obra más original, intrigante, misteriosa y evocativa de todo el festival,
“Los adioses”, el segundo de Natalia Beristáin, describe la batalla de
Rosario Castellanos, una de las más grandes escritoras mexicanas del siglo XX, para lograr la paridad de sexo en México y salvar su personalidad en la contienda que mantiene con su marido que trata siempre de someterla, mientras “La luz y la fuerza” de Alejandra Islas es un excelente documental sobre la lucha dispar de 16 mil obreros por recuperar su empleo en la empresa eléctrica estatal desmantelada por el gobierno.
En un paraíso tropical del sur de México, un pescador descubre petróleo
y desde ese momento, el somnoliento pueblito de pescadores será uno de los centros petroleros más importantes del país. El causante de ese cambio será objeto de la animosidad de los habitantes por haberles hecho perder su
único medio de subsistencia.
Decidido a luchar por su honor perdido, el viejo pescador, hoy medio loco y
borracho (el excelente veterano José Carlos Ruiz), se enfrentará con una serie de fantasmas y doppelgänger de doble identidad en un laberinto onírico que el espectador deberá recorrer sin un verdadero asidero narrativo, llevado por la mano inquieta del realizador y por una fotografía en claroscuro de Gerardo Barroso que es una de las mayores cualidades del film.

“Los adioses” es el retrato de la conflictiva relación que mantuvo
Rosario Castellanos con el único hombre de su vida, Ricardo Guerra, que
trató siempre de mantenerla en una posición subalterna.
Utilizando la gran cantidad de referencias a su vida privada que la
escritora deslizó en su obra, sobre todo sus poemas, los guionistas María
Renée Prudencia y Javier Peñalosa proporcionaron a la directora un válido
sostén narrativo que, gracias a la impecable actuación de Karina Gidi y
Daniel Giménez Cacho, han hecho de “Los adioses” uno de los mejores
ejemplos de ese tipo de cine que sin renunciar a su carácter literario sabe insuflar vida a los personajes y a la narración.
Por su parte, “La luz y la fuerza” es un documental polifónico de
múltiples voces que describe una lucha laboral que llevaron adelante más de 16 mil obreros eléctricos no solo para salvar y reconquistar sus puestos de
trabajo sino también para defender la unidad de su sindicato.

«TORMENTERO»
“El cine que se hace hoy en día es a mi parecer demasiado explicativo y
da todo servido al espectador – declara Imaz – mientras yo confío en él para que encuentre sus propias respuestas”.
“Lo mío es una apuesta – añade – si a mitad del film el
espectador no se entera de lo que está pasando significa que yo he fracasado; en cambio, si decide en ese momento que no hay nada que entender y que hay que dejarse llevar por la lógica del sueño, eso quiere decir que he encontrado a mi público”.
“Gran parte del cine actual explica todo con palabras mientras el medio
es muy capaz de transmitir ideas” subraya Imaz que dice inspirarse sobre
todo al ruso Andrei Tarkovsky.
“A veces son los espacios los que se me proponen y en este caso era el
de Ciudad del Carmen, en el sur de México, un paraíso tropical que ha
perdido su identidad al descubrirse el petróleo. En esa ciudad vivía mi
abuelo desde hacía 20 años y es su misma casa la que se ve en el film”
acota el director.
“Gerardo Barroso no solo es mi director de fotografía desde siempre sino que además es un amigo y un artesano a la antigua que tiene su propio laboratorio y me hace muy feliz saber que al aparecer su nombre en los
créditos finales hubo un aplauso unánime” concluye Imaz, que con su film
estará en el concurso del próximo Festival de Mar del Plata.

Por otra parte, Natalia Beristáin declaró:“Me interesaba afrontar el tema del feminismo y de la femineidad en su contexto social, histórico, cultural y político y descubrí que este era el tema central de la obra de Rosario Castellanos, una escritora y una mujer que se resistió a asumir un rol subalterno con respecto al hombre, aun cuando este fuese el amor de su vida”.
“Si bien en el campo de la igualdad de género se han hecho grandes
avances aun queda mucho por hacer, sobre todo en un país como México, donde
es siempre vigente un régimen patriarcal y donde muchas veces las mujeres se
han visto obligadas a masculinizarse para escapar al cuadro social y político
en el que se nos quiere enmarcar y que en cambio debemos romper” agrega.