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Discurso de Gabriel Boric
Visto por corrientes políticas como un contrincante serio rumbo al 2018, diversos voceros han querido denostar al jefe de Gobierno de la ciudad de México con evidentes intereses sucesorios. El propio Mancera declaró que ya comenzó en México la carrera presidencial de cara a las elecciones de 2018; aunque él no ha negado su interés de participar, su preocupación y ocupación es gobernar la ciudad más complicada del mundo. Recordemos que si bien aquí habitan poco más de nueve millones de chilangos, once millones de población flotante interactúan en esta ciudad todos los días.
Establecer políticas públicas eficientes para mantener la convivencia social no es fácil. Pero quienes vivimos en esta metrópoli podemos realizar con amplio margen de seguridad cualquier tipo de actividad.
Por ello es fundamental la gira que realizó Mancera Espinosa por París. Ahí firmó convenios de colaboración con José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, para realizar un estudio, con base en las prácticas que se llevan a cabo en los países miembro, sobre instituciones, cooperación y gobernanza multinivel, y el desarrollo de una cultura de integridad entre funcionarios públicos, el sector privado y los ciudadanos, lo que se traduce en ética y estándares en servicio público, gestión y prevención de conflictos de interés. Asimismo se reunió con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para abordar temas en materia ambiental. Finalmente, el mandatario capitalino estuvo con el presidente de Francia, François Hollande.
Miguel Ángel Mancera también participó en el Foro “Ciudades Inclusivas”, organizado por la OCDE, donde habló de las experiencias de «El Médico en tu Casa», exitoso programa que se ha replicado en ocho estados de la República y en la ciudades de Bogotá y Medellín, en Colombia. En ese foro, en el que participan 50 alcaldes campeones enfocados a implementar estrategias de medio ambiente y desarrollo urbano, Mancera resaltó la urgencia de actualizar el salario mínimo, el cual observa un retroceso de 30 años. Recordó que no se puede hablar de ciudades incluyentes si en la CDMX hay siete millones de personas que están muy por abajo de la línea de pobreza alimentaria.
Ante sus pares, Mancera Espinosa informó que el 60% del territorio de la ciudad es área verde y que deberíamos de ser una de las localidades más verdes, pero no lo somos, porque en México se ha permitido una expansión en las orillas, que no era parte de la infraestructura consolidada, por eso urgió en la necesidad de alentar un modelo que permita el acceso a los fondos verdes para emprender acciones en materia ambiental.
A su regreso, el mandatario sólo encontró polarización política y obstáculos. No descartó una perversa injerencia política en la implementación de los programas de contingencia, los cuales cada vez son más rígidos y difíciles de alcanzar, además enfrenta el desgaste cotidiano de soportar y controlar las marchas en la ciudad. Por cierto, el origen de las manifestaciones en un alto porcentaje es por demandas contra el gobierno federal o contra las administraciones estatales, sin embargo, el desprestigio y desgaste político recae en el jefe de Gobierno por las críticas sociales.
La autoridad capitalina ha mantenido una política de apertura a las diversas formas de expresión y manifestación de las ideas, ha consecuentado protestas ciudadanas, válidas o no, y no ha querido confrontaciones para evitar daños mayores. Eso no se ha visto como un elemento de ejercicio democrático, sino como debilidad gubernamental, pero a diferencia de países muy democráticos como Bélgica, Francia, España o Estados Unidos, el gobierno capitalino no reprime manifestantes. La tolerancia debe ser el signo de estos tiempos.
Miguel Ángel Mancera, si realmente tiene aspiraciones políticas para el 2018, deberá enfrentar la falta de reconocimiento a la gobernanza. Pero todos los capitalinos que realmente valoramos la libertad y la tranquilidad que se vive en la Ciudad de México, reconoceremos la buena administración que lleva a cabo.