EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Luli DELGADO, para SudAméricaHoy
Desde marzo a esta parte, no creo que nadie haya logrado escapar de la nueva peste.
A todos primero nos alarmaron, después nos mandaron a encerrarnos en casa, nos enseñaron a lavarnos las manos y a desinfectar huevos, latas y frutas con una solución de cloro.
En fin, el viejo de la bolsa, el “coco” o como quiera que lo llamen en cada región, parecería que salió de nuestras pesadillas y se instaló en nuestros miedos. Así andamos.
Ahora surge una segunda ola que dispara nuevamente la curva de contagio. Nos vuelven a decir que tengamos cuidado, que los hospitales no se dan abasto, que la bendita vacuna no es así tan fácil. El “coco” vuelve a rugir.
De esta vez con un componente nuevo: ya gatos escaldados sabemos lo que significa para nuestros bolsillos y nuestra cotidianidad un nuevo decreto de emergencia. Al primero lo recibimos oscilando entre la sorpresa y el miedo al contagio. Ahora definitivamente lo anticipamos con el ceño fruncido.
En paralelo entramos de lleno a la “nueva normalidad” de máscaras, gel, distancia social y por ahí va. Imposible hacerse el loco, so pena de contagio, o en la mejor de las hipótesis una multa, si te agarró el COVID en el mundo “ordenado”.
Todo esto lo vivimos a diario, con más o menos tolerancia, pero lo vivimos. Doy mi humilde fe, ahora que me acabo de poner la máscara para bajar a botar la basura.
Camino al container me cruzo con un señor muy mayor, que transita enmascarado por sus itinerarios de jubilado. Nos cruzamos la mirada, veo en sus ojos mucho cansancio y entonces me volteo para verle seguir su camino.
Sus pasos están igual de cansados…