EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Prestigiosos arqueólogos señalan que los proyectos con prioridad comercial, como el San José, no son científicos
Bogotá. Por Alejandra DOMÉNECH, para SudAméricaHoy.
El futuro de los viejos galeones que unían América con Europa y con Filipinas está en peligro, o eso es lo que piensan los expertos en arqueología, historia, ciencia jurídica o periodismo que han decidido fundar un Observatorio que ayudará, desde la sociedad civil de los países de Iberoamérica, a la protección de estos delicados yacimientos que siempre han estado en el punto de mira de los cazatesoros.
Procedentes de México, Colombia, Portugal, España o Estados Unidos, los patrocinadores del llamado «Observatorio para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido» saben que demasiados galeones han sido ya expoliados y que es hora de señalar públicamente los proyectos destructivos y las deficiencias en el estudio de un registro histórico único. Para ello han comenzado poniendo en pie una página web en la que irán dando a conocer sus actividades.
El caso del Galeón San José ha sido la mecha de esta pequeña rebelión de expertos iberoamericanos que se reunieron el pasado mes de julio en Madrid para analizar y denunciar las deficiencias del proyecto del Gobierno colombiano para la excavación del citado navío, hundido durante un combate en 1708 frente a Cartagena de Indias. La decisión del expresidente Santos -mantenida de momento por su sucesor, Iván Duque- de pagar a los rescatadores con la mitad de los bienes excavados ha sido la gota que colmó el vaso.
El Observatorio se da a conocer en un momento en el que el presidente español Pedro Sánchez realiza una visita por varios países y recala en Colombia. Y cuenta con el apoyo científico de algunos de los más prestigiosos arqueólogos del mundo. Con ese respaldo de quienes realizan su labor siguiendo los mejores estándares científicos, vigilará las malas prácticas que ponen en peligro el patrimonio común, que guarda claves para una historia compartida, tanto americana como europea, entre los restos de las naves que hicieron posible la primera globalización.
TRÁFICO DE BIENES CULTURALES
Para empezar consideran necesario que «la comercialización de bienes culturales extraídos del océano» pueda ser «considerada tráfico ilegal de bienes culturales» y que los mercados públicos se cierren a las empresas que cooperen conscientemente con compañías cazatesoros.
Entre sus primeras denuncias destaca que todo rescate «que prime los resultados económicos sobre la conservación del patrimonio arqueológico no es científica, cultural ni éticamente asumible» y que las empresas que participen no pueden ser consideradas parte de la «industria cultural». Creen que ha llegado el momento de «poner en manos de la sociedad el conocimiento del pasado común y las claves para nuestra cultura que permanecen en los pocos yacimientos que permanecen inalterados».
«La labor de extracción comercial de restos arqueológicos no tiene nada que ver con la arqueología -añaden- y carece de prioridades científicas». Asimismo lamentan que el patrimonio subacuático de origen hispánico «ha sido el objetivo principal de la industria cazatesoros internacional por la presencia de cargas preciosas en los yacimientos» y por ello exigen que «se le garantice la misma protección de que disfruta el patrimonio subacuático de diferentes orígenes culturales».
Entre las iniciativas jurídicas destacan la creación de una nueva categoría de bienes que con el título de «patrimonio cultural común subacuático hispánico o iberoamericano» que permita el «estudio y preservación para el reencuentro de nuestras sociedades», y también solicitan la creación de «un capítulo específico regional dentro de la cooperación Americana, Asia Pacífico, África y para toda la Unión Europea dentro de su Política Marítima Integrada relativo a la protección del patrimonio cultural subacuático».
QUE HAYA UNA EXCAVACIÓN CIENTÍFICO
Entre sus peticiones a los Gobiernos la más importante es que se tomen «las decisiones necesarias de cooperación cultural en el ámbito iberoamericano para emprender la excavación conjunta y multinacional de un galeón, primer vehículo de navegación oceánica en al historia». Añaden que no existe «ninguna razón para que se posponga un desafío colectivo como este que ofrezca un ejemplo de cooperación e investigación científica internacional». Entre las razones que señalan como origen de su iniciativa figura, precisamente, la falta de ejemplos de buenas prácticas.