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Discurso de Gabriel Boric
Asunción, 29 oct (EFE).- Cerca de un millar de campesinos de diferentes puntos de la región oriental de Paraguay protestaron hoy en Asunción contra la falta de tierras disponibles para el cultivo por el avance de los latifundios, y para denunciar acciones de represión por parte de las fuerzas de seguridad estatales.
Los agricultores se manifestaron desde primera hora de la mañana por las principales avenidas de la capital hasta llegar a la Plaza de Armas, junto al Congreso paraguayo, gritando consignas en las que pedían la renuncia del presidente del país, Horacio Cartes, en su cargo desde 2013.
Pero el centro de sus reivindicaciones fue la falta de tierras disponibles para cultivar productos para la venta y el consumo propio, como mandioca o poroto, a causa del avance de los latifundios destinados a productos para la exportación, como la soja.
«El latifundio es el principal obstáculo para el desarrollo del país», dijo a Efe Susana Amarilla, del Partido Paraguay Pyahura («Paraguay nuevo», en guaraní), uno de los convocantes a la marcha.
«En pocas manos hay concentrada una inmensa cantidad de tierra, mientras que la mayoría del pueblo no accede a este recurso. Las leyes resguardan la propiedad privada para no hacer una distribución justa de la tierra», agregó.
En su opinión el modelo de desarrollo que promueve el estado es el agroexportador, que está «despojando de sus tierras a los campesinos y obligándoles a formar el cordón de la pobreza en las ciudades».
Un 6 % de las tierras cultivables de Paraguay se dedicó al cultivo de alimentos para consumo interno entre 2013 y 2014, frente a un 94 % que estuvo ocupado por cultivos de exportación como soja, maíz, trigo, arroz y caña de azúcar, según datos del Ministerio de Agricultura.
Isacio Camacho, campesino de 23 años procedente del departamento de Canindeyú (este), expresó por su parte que «en Paraguay hay más de medio millón de campesinos que no tienen tierras».
«Nos están quitando espacios para plantar lo que consumimos, y ya casi no nos quedan mercados para vender nuestros productos. Muchos se ven obligados a vender sus tierras a grandes terratenientes para ir después a la ciudad, donde no tienen buenas condiciones de vida», afirmó.
Su compañero Víctor Jiménez dijo además que otro riesgo de vivir junto a grandes latifundios es que «envenenan la tierra, los animales y la gente» utilizando «herbicidas tóxicos» para sus cultivos.
«Nuestras vacas mueren o nacen con malformaciones, la mandioca no crece o se pudre, las personas tenemos enfermedades, y todo por el veneno de los sojeros. Pero cuando vamos a protestar contra ellos, los cascos azules (policía antidisturbios paraguaya) salen a defenderlos y nos reprimen», explicó.
La represión policial fue otro de los ejes de la protesta de este jueves, con críticas a la actuación de las llamadas Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC), un contingente de militares y policías enviado por el gobierno a los departamentos más pobres del norte del país, como San Pedro, Concepción y Amambay, para combatir a los grupos guerrilleros.
«Nosotros rechazamos categóricamente el terrorismo, provenga de donde provenga. Las FTC tienen el objetivo de instalar seguridad, pero lo que nosotros vemos es que están creando zozobra y encarando miedo», opinó Amarilla.
Por su parte, Marcial Gómez, dirigente de la Federación Nacional Campesina (FNC), otra de las organizaciones convocantes, sostuvo que «la militarización del país en nombre del ataque a la guerrilla, ataca a comunidades campesinas con allanamientos y barreras militares».
«Vivimos una persecución permanente que criminaliza la lucha social. Un grupo de campesinos que proteste por un pedazo de tierra no pasará ni 24 horas antes de ser reprimido o desalojado. Cerca de 200 compañeros de la FNC están imputados o con orden de captura por participar en movilizaciones, y algunos docentes hasta han sido destituidos», expuso.
Frente a esta situación, Gómez apeló a la ocupación de territorios por parte de los campesinos para lograr que se concrete una reforma agraria que logre la distribución equitativa de la tierra.
Según datos del Censo Agropecuario de Paraguay elaborado en 2008 por el Ministerio de Agricultura citados en un informe de la FAO, el índice de Gini del país, un coeficiente que sirve para medir la desigualdad, en este caso en la distribución de la tierra, llega al 0,93 en una escala donde 0 es el menor nivel de desigualdad y 1 representa el máximo.