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Discurso de Gabriel Boric
Chema Orozco
Asunción, 14 ago (EFE).- El presidente Horacio Cartes, que el sábado cumplirá dos años en el cargo, afronta una nueva etapa con los mismos grandes problemas que heredó del pasado, la pobreza y la guerrilla, más uno creado por él mismo: la división en el Senado, donde legisladores de su partido están aliados con la oposición.
Esta fractura política es la que cambia la foto de este segundo aniversario respecto al primero, cuando Cartes celebró su primer año presidencial con la satisfacción de contar con el total apoyo del Congreso, que respaldó sin rechistar proyectos que él presentó como fundamentales para el desarrollo del país.
Entre ellos se encuentra la Ley de Alianza Público Privada (APP), que habilita la participación de empresas privadas en el sector público.
Según el Gobierno, la ley es vital porque ayudará a resolver el serio déficit en infraestructuras del país y promoverá la inversión extranjera.
Pero este año el Senado, con el apoyo de quince senadores disidentes del gobernante Partido Colorado, más otros opositores, aprobó una suerte de modificaciones para anular la prerrogativa del Ejecutivo que le permite sancionar los proyectos amparados bajo la fórmula de la APP.
Se trata de un cambio que en la práctica no tendrá efecto, ya que el Ejecutivo tiene potestad para vetar esas alteraciones aprobadas por el Senado, pero sirvió como un aviso a Cartes de que no tiene asegurada la gobernabilidad.
Esta oposición interna nace de la decisión de Cartes, en febrero, de entrar en tromba en las elecciones internas del todopoderoso Partido Colorado y apostar por el diputado Pedro Alliana para presidir la junta directiva de la agrupación.
Ese posicionamiento partidista causó la rebelión de Mario Abdo Benítez, representante de la nueva generación del partido y actual presidente del Congreso.
Benítez se presentó a las elecciones como principal rival de Alliana y por ende de Cartes.
Pese a que Alliana ganó las internas, para alivio de Cartes, la división entre el oficialismo, representado por el mandatario, y la disidencia que lidera Benítez, sigue abierta, aunque dos de los quince senadores «rebeldes» ya han desertado de esa corriente.
La disidencia critica además la estrategia del Gobierno en el combate al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), la guerrilla que opera en el norte del país desde 2008.
Disidentes colorados y opositores lanzan además sus dardos contra la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), un combinado militar y policial creado de forma expresa para esa lucha y precisamente al inicio del Gobierno de Cartes, cuyos resultados no contentan a nadie.
Y es que el EPP no solo sigue activo, sino que consiguió resonancia internacional al asesinar en enero a una pareja de ciudadanos alemanes, uno de los cuales estaba afincado en Paraguay, donde explotaba una estancia.
Además, el grupo armado mantuvo cautivo por nueve meses a un adolescente al que liberó las pasadas Navidades tras el pago de medio millón de dólares, la misma cifra que pide por el rescate de un colono menonita al que secuestró esta semana.
A esa demostración de fuerza se suma el secuestro de un policía hace más de un año, al que el EPP no liberará, según dice, hasta que el Gobierno excarcele a seis de sus presos.
Cartes, que siempre ha condenado en términos muy duros al EPP, también ha reconocido que sus zonas de influencia, los departamentos de San Pedro, Concepción y Canindeyú, son áreas de extrema pobreza donde el Estado sigue sin estar presente.
Todo ello supone un caldo de cultivo para la guerrilla que el Gobierno intenta combatir sembrando bases para la erradicación de la pobreza, una tarea que se antoja larga a juzgar por los resultados.
Y es que un millón y medio de paraguayos se encuentran en situación de pobreza, lo que equivale al 22,6 % de los 6.780.504 habitantes del país, según los últimos datos oficiales.
Las cifras contrastan con las previsiones de crecimiento del país, el quinto exportador mundial de carne, cuya economía se expandirá un 4 % este año, según estimaciones del Banco Central de Paraguay.
Al panorama de desigualdades se suma el de la corrupción política, si bien Cartes recibió todo un mensaje de aliento por parte del papa Francisco, quien durante su visita a Paraguay en julio, reconoció en público los esfuerzos del presidente en esa materia.