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Asunción, 3 nov (EFE).- El Ejército paraguayo utilizó hoy un autobús y nueve camiones de carga en el Gran Asunción para paliar los efectos de la huelga del transporte público, que este martes cumple su segundo y último día tras ser convocada en solidaridad con 51 chóferes de autobús despedidos en junio.
Una quincena de conductores están clavados a cruces de madera desde hace más de tres meses en protesta por esos despidos, que según ellos se produjeron por intentar formar un sindicato.
El impacto de la huelga fue hoy mayor que la víspera, cuando alcanzó entre el 70 y el 90 por ciento, dijo a Efe María Candia, secretaria de la Federación Paraguaya de Trabajadores del Transporte.
Añadió que los sindicatos convocantes se reunirán en asamblea y decidirán las acciones que tomarán en el futuro si no se cumplen sus reivindicaciones.
Candia reconoció que pese a la medida de fuerza, los chóferes no han conseguido dos de sus principales objetivos, el regreso a sus puestos de trabajo de los 51 chóferes despedidos por la empresa La Limpeña, ubicada en la ciudad de Limpio, y la admisión del sindicato que quisieron registrar.
De acuerdo con los extrabajadores, los despidos se produjeron después de que decidieran formar un sindicato para denunciar las condiciones inhumanas y jornadas laborales de más de 16 horas que soportaban en la empresa, propiedad del diputado César Maldonado.
Tras los despidos, veinte conductores de la empresa fueron clavados a cruces de madera por sus compañeros como parte de una protesta que dura unos tres meses y medio.
Catorce fueron «crucificados» en el interior de una carpa de madera instalada frente a la sede del Ministerio de Trabajo, y el resto en la parada de la línea 49, Limpio.
Candia señaló que las condiciones extremas y la falta de ingresos en sus familias obligaron a cinco de los «crucificados» a abandonar la protesta.
Los chóferes del transporte público también reclaman que se cumplan las ocho horas laborales en el sector.