domingo, 25 de octubre de 2015
Paraguay y Uruguay, una historia de coincidencias ensambladas por la música

Asunción, 25 oct (EFE).- Paraguay y Uruguay son dos países semejantes no solo en el nombre, y mantienen «insospechadas coincidencias», según el músico paraguayo Rolando Chaparro, que ha logrado ensamblar estos puntos en común a través de la música en su disco «Guay», que se presenta esta semana en Asunción.
De la polka paraguaya al candombe afrouruguayo, de la murga a la guarania, Chaparro, en colaboración con los músicos uruguayos Popo Romano y Hugo Fattorusso, ha entrelazado en trece canciones las historias paralelas de Uruguay y Paraguay que, como recordó en una entrevista con Efe, «son los únicos dos países del mundo cuyo nombre es de origen guaraní».
Ambos gritaron su independencia como Estados en 1811, y sus himnos nacionales fueron firmados por el poeta uruguayo Francisco Acuña de Figueroa, que tan pronto escribió «Orientales, la patria o la tumba» en el himno uruguayo, como exhortó a los paraguayos a escoger entre «República o muerte» en los versos del de Paraguay, contó Chaparro.
Siguiendo con los paralelismos, el prócer de la independencia uruguaya, José Gervasio Artigas, se exilió en Paraguay hacia 1820, y llegó acompañado de un grupo de afrodescendientes que se instalaron con él en las cercanías de Asunción y dieron origen a un asentamiento que hoy se conoce como Kamba Cua.
Los llamados «negros de Artigas», descendientes de antiguos esclavos africanos, llevaron consigo sus propias músicas, caracterizadas por un trepidante ritmo de percusión: el candombe, que sirvió de inspiración para Chaparro en algunos de los temas de «Guay».
«Los tamborileros de Kamba Cua, que participan en el disco, adaptaron el ritmo del candombe al compás de seis por ocho típico de la polka paraguaya, lo que hace que ambos estilos puedan fundirse en una Afropolka», explicó el músico.
Otro ejemplo de fusión sería el de la murga, parte del folclore uruguayo pero heredera de la chirigota de los Carnavales de Cádiz (España), que llegó después hasta Paraguay de la mano de los migrantes uruguayos, reunidos hoy en comparsas de murga como La Peregrina, que también colabora en «Guay».
«La música es un vehículo de la nostalgia que uno siente por su tierra cuando está lejos. Para un paraguayo en el extranjero, ver un arpa paraguaya es motivo de lágrimas, por los recuerdos que evoca. La música une a los compatriotas cuando se encuentran en otro país», afirmó Chaparro.
Teñidas por esa nostalgia, algunas canciones del disco evocan rincones de la montevideana playa de Malvín, como esbozan escenas del tradicional barrio asunceno de Sajonia, dos de los lugares en los que ha residido el uruguayo Hebert Pastorino, autor de muchas de las letras de «Guay».
Pastorino escribió también el libro «Países Guay», que revela más coincidencias entre Uruguay y Paraguay, y que fue el origen de un proyecto de intercambio cultural, artístico y social entre ambos países, declarado de interés cultural por la Secretaría Nacional de Cultura de Paraguay en 2014.
Para Chaparro, este proyecto no solo puede fomentar giras de conciertos y colaboraciones entre músicos uruguayos y paraguayos, sino sobre todo «despertar el aprendizaje mutuo» entre dos países que atraviesan «historias políticas y sociales paralelas».
Puso como ejemplo el cambio experimentado en Uruguay tras la victoria del Frente Amplio en las elecciones generales de 2005, rompiendo con la hegemonía de los partidos tradicionales, un proceso que, según Chaparro, en Paraguay tuvo su correlato con la llegada de Fernando Lugo al poder en 2008, pero que se interrumpió en 2012, cuando éste fue destituido en un juicio político.
Se refirió también a las recientes movilizaciones estudiantiles en ambos países, que en Paraguay cristalizaron en el lema «Paraguay no te calles», al que se alude también en el libreto del disco «Guay», que contiene letras críticas con la actual situación política y social del país.
«Estamos en una época de crisis mundial, pero está en la gente tomar conciencia de la necesidad de establecer un reparto más justo y equitativo de la riqueza. Y creo que la hermandad y la unidad entre los pueblos son las claves para lograrlo», enfatizó Chaparro.