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Asunción, 16 sep (EFE).- La hidroeléctrica Itaipú negó tener vínculos laborales con los extrabajadores paraguayos crucificados desde hace dos meses en reclamo a sus derechos laborales, por lo que consideró «inviable» lograr un acuerdo, informó hoy la represa binacional, compartida entre Paraguay y Brasil.
Los extrabajadores reclaman unos beneficios laborales por antigüedad, peligrosidad, desplazamiento y otros conceptos, que los trabajadores del lado brasileño de la represa recibieron, pero no así los paraguayos, que llevan décadas reclamándolos.
La empresa aseguró que existe una «inviabilidad de negociar acuerdo alguno» ya que los manifestantes «nunca formaron parte» de la plantilla de Itaipú, sino que fueron subcontratados, según un comunicado enviado a la prensa.
«Las distintas empresas contratistas, subcontratistas, locadoras y sublocadoras disponían jurídicamente de sus respectivas fuerzas laborales, sin ninguna vinculación legal con la Itaipú Binacional», detalla el documento.
Los análisis jurídicos realizados por la empresa «han determinado en forma concluyente» que las firmas que contrataron a los extrabajadores «disponían jurídicamente de sus respectivas fuerzas laborales» y que contaban «con suficiente autonomía», por lo que las consideran «exclusivamente responsables» de los reclamos.
«El Protocolo invocado por los ex obreros de las firmas tercerizadas fue derogado por una ley en 2002, habiendo sido liquidados todos los contratos con las mismas, sin pendencia de reclamo alguno», relata el documento.
Los exobreros ya habían estado instalados frente a la embajada brasileña en Asunción durante casi tres meses desde finales del año pasado, cuando cinco de ellos permanecieron crucificados más de cincuenta días, una protesta que abandonaron el pasado 29 de enero tras un preacuerdo con el Gobierno.
Sin embargo, ante la falta de respuesta a sus reclamos en este período, los extrabajadores y sus familiares retomaron la acampada a mediados de junio y siete de ellos se volvieron a crucificar en el mismo lugar.
Los siete crucificados marcharon este martes un tramo de unos tres kilómetros desde la sede diplomática hasta la plaza ubicada frente al Congreso paraguayo, donde el director paraguayo de la entidad, James Spalding, fue convocado a una reunión en la Comisión de Derechos Humanos del Senado.
La construcción de Itaipú, la segunda hidroeléctrica de mayor producción del mundo, tras la presa china de las Tres Gargantas, llevó unos 16 años e implicó a unos 30.000 obreros de Paraguay y Brasil.
Itaipú, enclavada en el río Paraná, límite natural entre Paraguay y Brasil, a unos 350 kilómetros al este de Asunción, se convirtió en el destino de decenas de miles de paraguayos que acudieron en la década de 1970 en búsqueda de trabajo, a quienes se les conoce como «los pioneros».
Se trataba de un lugar remoto, casi deshabitado y cubierto de una espesa selva. En la construcción de la represa murieron unas mil personas en accidentes o por problemas de salud vinculados con el trabajo en un período de diez años, según dijo a Efe una fuente de Itaipú.