lunes, 23 de septiembre de 2013
Hubo una época…

Hugo CoyaPor Hugo COYA, para SudAmericaHoy (SAH)

Hubo una época que el blanco era blanco y el negro era negro.

Hubo una época donde incluso las personas incursionan en política por ideas y no apenas por el poder y el dinero

Hubo una época en que la mejor salida a cualquier crisis sudamericana eran los aeropuertos o las fronteras más próximas.

Hubo una época en que los precios cambiaban tan rápido, incluso antes de llegar a la caja registradora para pagar aquello que estábamos comprando.

Hubo una época donde los atentados terroristas y los apagones encendían nuestras peores pesadillas.

Hubo una época en que las bombas y la muerte se convirtieron en una rutina mortal.

Hubo una época que los gringos gastaban millones de dólares en mandar hombres a la Luna y nosotros, sin invertir un centavo, teníamos a millones de personas allá.

Hubo una época en que salir a la calle no era una aventura, de la cual no se estaba seguro de regresar.

Hubo una época en que no era necesario, en caso de un asalto, rogar para que no llegue la policía y no morir en medio del fuego cruzado.

Hubo una época en que Europa era un símbolo del progreso económico y América Latina apenas un puñado de atrasadas dictaduras militares.

Hubo una época que los dólares y los euros eran las monedas que dominaban el mundo.

Hubo una época en que los europeos creían que todos vestíamos trajes típicos y las llamas y alpacas recorrían las calles de Lima.

Hubo una época en que a los inmigrantes sudamericanos se les llamaba despectivamente “sudacas” y la palabra “nordaca” no existía para identificar de la misma manera a quienes venían de los otrora países “desarrollados” en busca de lo mismo.

Hubo una época que los futbolistas de varios países de la región jugaban con vergüenza y pundonor y hasta iban al Mundial.

Hubo una época en que la pauta de los noticieros no tenía como base el reporte diario de las morgues o las estaciones de policía.

Hubo una época en que los jóvenes cedían los asientos en los ómnibus a los ancianos y a las mujeres embarazadas.

Hubo una época en que las personas se saludaban por las calles.

Hubo una época en la cual el mejor regalo que le podía hacer un padre a su hijo era un buen libro en lugar de iPad.

Hubo una época cuando se se esperaba que el futuro no repitiese el pasado.

Quizás alguna vez podamos decir: Hubo una época en que toda la historia no fue apenas nostalgia por los mejores tiempos, apenas el presagio de un futuro donde no todo lo bueno haya sido pasado ni tampoco el preámbulo  de todo lo malo.