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Discurso de Gabriel Boric
Sao Paulo, 4 sep (EFE).- La producción de vehículos en Brasil cayó en agosto hasta las 216.465 unidades fabricadas, un resultado en un 18,2 % menor al del mismo mes de 2014 e inferior en un 3,5 % al de julio, informó hoy la patronal del sector.
Según el balance mensual de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea), entre enero y agosto de este año Brasil fabricó 1.730.708 vehículos, con una contracción del 16,9 % en comparación con el mismo período del año pasado.
De acuerdo con el presidente de la patronal, Luiz Moan, «parte de la caída se debe al ajuste de existencias», que subió a un promedio de 52 días de permanencia de un vehículo nuevo en los concesionarios antes de su venta, por lo que la producción continuará reducida en septiembre y octubre, agregó el ejecutivo.
En agosto, las ventas, medidas por número de matriculaciones, cayeron un 23,9 % frente al mismo mes de 2014 y un 8,9 % ante los resultados de julio.
En el acumulado enero-agosto, Brasil vendió 1,75 millones de unidades de vehículos, un 21,4 % menos que en los primeros ocho meses de 2014 y el peor resultado para el período desde 2007.
«Continuamos en un momento bastante difícil de mercado, especialmente en camiones, que presentaron una caída (en las ventas) del 40 %», resaltó Moan.
Las exportaciones brasileñas de vehículos en agosto fueron de 34.600 unidades, un 21,9 % más en comparación con julio, mientras que entre enero y agosto totalizaron 260.000 unidades, un 10,5 % más frente a igual período de 2014.
El aumento de las ventas a México, Sudáfrica y Perú compensó la caída de las exportaciones que tenían como destino a Argentina, destacó la Anfavea.
El sector redujo en agosto su número de empleados en el comparativo interanual en un 9,8 %, hasta los 134.312, un reflejo de la situación económica del país, que, según cifras oficiales, se contraerá este año un 1,49 %.
En un escenario de recesión e inflación al alza, que afecta la capacidad de consumo de los brasileños, la industria automotriz ha adoptado medidas para reducir su producción, mediante la disminución de la jornada laboral, la paralización de la fabricación durante semanas y hasta despidos masivos en algunas fábricas.