martes, 12 de enero de 2016
Perú confía en cortar puente aéreo del narcotráfico con interceptación aérea

Lima, 12 ene (EFE).- El gobierno peruano puso en funcionamiento el protocolo para la interceptación de avionetas hostiles con el objetivo de cortar el puente aéreo del narcotráfico desde la selva sur del país hacia Bolivia, donde se estima que anualmente transitan ilegalmente 300 aeronaves con droga, según se anunció hoy en Lima.
El ministro de Defensa, Jakke Valakivi, explicó el proceso de interceptación de las aeronaves según la ley 30339 de Control, Vigilancia y Defensa del espacio aéreo nacional, cuyo protocolo fue publicado el pasado 4 de enero, y que consta de cinco fases.
Valakivi destacó el poder disuasorio de la medida porque desde su entrada en vigencia todavía no se dio ninguna situación que pusiera en marcha el protocolo de interceptación.
La decisión de derribar aeronaves hostiles compete al Comando Operacional de Defensa Aérea (CODA), que no dará la orden «en caso de que existan dudas respecto a si se cumplen las condiciones para emplear la fuerza».
El comandante general de la Fuerza Aérea, Dante Arévalo, indicó que las aeronaves elegidas para las interceptaciones serán los Super Tucano y los Cessna A-37.
Las primeras tres fases del operativo corresponden a comunicaciones por vía radial y señales visuales de advertencia, y las dos últimas a la declaración de nave hostil y disparos.
Perú mantenía suspendidas las interceptaciones en su espacio aéreo desde que en 2001 un caza peruano, en colaboración con la inteligencia estadounidense, derribó por una confusión una avioneta con una familia de misioneros estadounidenses, en la que murieron dos personas.
En esa época el procedimiento de interceptación no estaba regulado ni existía un protocolo como el aprobado recientemente, según explicó a Efe el presidente de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Droga (Devida), Alberto Otárola.
Durante los operativos de interceptación, las naves interceptadoras irán acompañadas por otra que grabará el operativo, desde una altura mayor, para «darle toda la seguridad y tranquilidad a los pilotos para que no tengan ningún tipo de contingencia judicial ni nada, en adelante».
Otárola afirmó que con esta norma se «va a cortar definitivamente el puente aéreo y va a bajar radicalmente la producción y el tráfico de drogas en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem)».
«El puente aéreo en el Vraem era una de las principales rutas del narcotráfico, conjuntamente con los puertos (marítimos)», dijo Otárola, quien remarcó que la meta del Gobierno de Ollanta Humala es reducir esos vuelos a cero.
Cada avioneta del narcotráfico puede cargar 300 kilos de pasta básica de cocaína, según datos extraoficiales.
Desde que Devida puso un radar en la ciudad selvática de Puerto Maldonado, en 2014, para poner en funcionamiento las interceptaciones se detectaron alrededor de 300 vuelos del narcotráfico al año.
El denominado «zar antidrogas» añadió que ahora «hay que impedir que (las mafias) busquen otras rutas aéreas», motivo por el cual han tenido reuniones con Brasil y Colombia «para cerrar el puente aéreo en nuestras fronteras para encarecer el delito y sobre todo poder lograr intervenciones adecuadas».
Afirmó que la norma va a tener una función altamente disuasiva porque en los últimos 30 días «ha bajado a casi dos tercios la cantidad de aeronaves que ingresan al territorio peruano desde la frontera con Bolivia».
Debido a la coordinación entre la inteligencia policial de Perú y Bolivia ahora se puede saber en qué momento aterriza una aeronave ilegal en el Vraem, procedente de territorio boliviano, y viceversa.
Los siguientes puntos para la instalación de radares para combatir el narcotráfico en Perú son la ciudad selvática de Pucallpa y el denominado Trapecio Amazónico, en la frontera con Colombia y Brasil, manifestó el «zar antidrogas».