EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Juanjo FERNÁNDEZ, para SudAméricaHoy
El Presidente de Perú ha renunciado a su cargo. Pedro Pablo Kuczynski, líder del partido PPK (Peruanos Por el Kambio), no se enfrentó a la sesión de vacancia (moción de censura), la segunda de su mandato, en el Congreso de la República, que anunciaba su salida del poder por una mayoría aplastante. La decisión del ya expresidente fue empujada por la difusión de unos vídeos y audios en los que se mostraba el intento de compra del voto de congresistas por parte de un ministro del actual gabinete y la intermediación de Kenji Fujimori, hijo del ex presidente Alberto Fujimori y hermano de Keiko, lideresa de Fuerza Popular.
Tras la renuncia de PPK, que aún tiene que ser ratificada por el Congreso, han llovido las opiniones y análisis tratando tanto de de dar explicación a lo ocurrido como de anticipar lo que viene a continuación. Esta selva de declaraciones, entrevistas y comunicados recuerda el dicho de los árboles que no dejan ver el bosque. No es osado manifestar que conseguir la presidencia del Perú está en el punto de mira de Keiko Fujimori desde el primer minuto en que reconoció la victoria de Kuczynski, cinco días después de la apertura de urnas por unos pocos miles de votos. Los fujimoristas de Fuerza Popular no renuncian a ocupar los lugares de honor en las celebraciones del segundo centenario de la independencia en 2021.
Dentro del ámbito de la especulación, no es descabellado ver el comportamiento de Kenji Fujimori dentro de una estrategia global, cual sacrificio de la reina de Marshall, que ya consiguió la excarcelación de su padre en diciembre pasado, apoyando en la anterior vacancia al expresidente y la renuncia del mismo en la actual por el módico precio de dos congresista de su bancada que nunca debieron llegar a serlo y su propio sacrificio político que será fácil de recomponer si su hermana alcanza el poder con su padre sentado en el sofá de su casa.
Los pasos inmediatos pasan por la asunción de la Presidencia por parte de Martín Vizcarra, primer vicepresidente que salió del país tras tener que renunciar a su cargo de Ministro de Transportes y Comunicaciones. El motivo no fue caprichoso, lo tuvo que hacer una vez finalizada su batalla contra el pliego interpelatorio en el Congreso, por las irregularidades en la concesión de las obras del aeropuerto de Chincheros que pretende ser la nueva puerta de acceso internacional a Machu Pichu. Este episodio se enmarca en una campaña de continuo acoso y derribo del gobierno de PPK por parte del fujimorismo. De entrada, ya se cobró una pieza no menor, el Ministro de Educación y repetiría con la sucesora de esta Cartera. Todo esto, provocó la caída de parte del gabinete de Fernando Zabala (precisamente los ministros más críticos con el indulto de Alberto Fujimori) y no augura un feliz destino al nuevo presidente.
Luis Galarreta, presidente fujimorista del Congreso, ya ha anunciado que esta institución seguirá fiscalizando a Vizcarra dentro de la misma “buena y cordial” relación entre Legislativo y Ejecutivo que según él ha reinado hasta el momento. Un anuncio nada tranquilizador vistos los resultados de tan «cordial» relación.
La salida de Pedro Pablo Kuczynski, por su parte, ha sido igual de alejada de la realidad como su mandato. Si bien, desde el primer momento del mismo tenía claro que Perú necesitaba una inmediata lucha contra la informalidad, las desigualdades sociales y la falta de agua potable, tras casi dos años de gobierno, lo más que llegó a hacer fue una colección de justificaciones de por qué no se avanzaba en tan claros y necesarios objetivos.
Los huaycos del Niño Costero de 2017 que asolaron el norte del país junto al escándalo Odebrecht fueron sus mejores aliados para explicar la ausencia de resultados. La falta de habilidades comunicativas durante su mandato quedo expuesta al explicarle a una niña cómo la construcción de una desaladora ayudaría a solventar la falta de agua potable: “Mira niña, ¿cómo que no hay agua si ahí tienes todo el mar?”. Si aquello fue una torpeza y un aprovechamiento malicioso por parte de sus detractores, tanto el texto de su renuncia como sus arengas en la puerta de su casa a un pequeño grupo de seguidores, traídos en autobús desde Cuzco, sacando pecho sin reconocer ni un solo error y llamando delincuentes a la oposición, no presagian nada bueno en un país donde su antecesor y su esposa duermen en la cárcel y el anterior espera en Estados Unidos la orden de extradición. De momento, la Fiscalía ya ha solicitado su impedimento de salida del país y aún está por ver que en unas horas el Congreso acepte su renuncia y le haga salir vacado cual mancha en su expediente.
El expresidente se reunió con el Cardenal Juan Luis Cipriani. En esta ocasión solo, no transcendió para qué. En junio de 2017 también lo hizo, en aquella ocasión como intermediario ante Keiko, los tres se arrodillaron a orar en la capilla privada del cardenal. No sirvió de mucho, el mismo prelado declaró que el diálogo y entendimiento entre ambos políticos fue un fracaso.
En abril se celebrará en Lima la VIII Cumbre de las Américas con la presencia de Nicolás Maduro que Kuczynski trato de impedir. Este fue el último episodio de su fuerte apuesta por posicionar a Perú como líder de la lucha por los valores democráticos en la región que comenzó convocando la Cumbre de Lima. En ella, a pesar de obtener una buena respuesta a nivel de participación, no pasó de conseguir más que consensuar la redacción de una carta en la que presumían de llamar dictadura al régimen venezolano.
En los pasillos del Palacio de Torre Tagle (sede de la cancillería peruana) se comentaba que la idea de Kuczynski era que todos los países asistentes retiraran sus legaciones diplomáticas del país boliviarano. Hasta la sede de la Cancillería llegó tras un viaje a Moquegua, pero al no haber acuerdo al respecto dejó que fuera el entonces canciller, Ricardo Luna, el que hiciera la lectura del comunicado. La cruzada de su gabinete contra el régimen de Maduro se complementó con una política migratoria de acogida de venezolanos dándoles una suerte de estatuto de refugiados, algo que ha empezado a generar tensiones con la propia población por la competencia por el empleo. El presidente venezolano no dejará de sonreír pensando si a su llegada a Lima Kuczynski será sólo un jubilado más o acompañará a sus colegas de expresidencia en las colas de los juzgados.
Falta decir, entre otras muchas cosas, que Kuczynski será investigado por lavado de activos en el caso Odebrecht, que ya se ha firmado la petición de extradición de Alejandro Toledo (falta traducirla) y que Luis García Rosell, presidente de PetroPerú renunció el mismo día que el ex presidente. La bolsa ha subido, el dólar ha bajado y la presencia del delantero Paolo Guerrero en el mundial sigue en el aire. Todo ello no ha impedido que los peruanos hayan hecho cola desde la madrugada para comprar el álbum Panini, el de tapa dura es bien cotizado.