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Rodrigo García
Montevideo, 19 sep (EFE).- La excarcelación de Luis Cavani, padre del futbolista uruguayo Edinson Cavani, apenas tres meses después de entrar en prisión preventiva como presunto autor del homicidio de un joven de 19 años mientras conducía bajo los efectos del alcohol, despertó en Uruguay el debate sobre si es o no una justa decisión.
«La pena va a existir cuando exista la sentencia», dijo hoy el juez del caso, Guillermo Royes, para recalcar que si bien decidió que el tiempo que Cavani padre pasó en prisión fue el suficiente como medida cautelar, su procesamiento judicial sigue adelante.
El desafortunado hecho ocurrió el pasado 22 de junio en Salto, al noroeste de Uruguay, de donde es oriunda la familia Cavani, y en el mismo estuvo involucrada la camioneta conducida por el padre del jugador y una motocicleta guiada por el joven, llamado Francisco, que sufrió lesiones que le provocaron la muerte.
El hombre fue procesado por un delito de homicidio culpable, que puede acarrear de seis meses a 8 años de prisión y que es menos grave que el doloso, que implica voluntad de querer matar a alguien.
Sin embargo, el código penal uruguayo señala que la aplicación de ese máximo de 8 años se considerará «especialmente justificada» y «salvo circunstancias excepcionales» cuando de la culpa resulte la muerte de varias personas o la muerte de una y la lesión de varias, lo que no corresponde con el caso del padre del futbolista.
«La culpa se produce porque obró con negligencia al conducir su vehículo bajo los efectos del alcohol», explicaron a Efe fuentes judiciales, que destacaron que el ir alcoholizado ya forma parte de la negligencia que sostiene el homicidio culpable y no supone un agravante específico.
Tras la detención del padre del delantero, el juez no tardó en dictaminar su procesamiento judicial y prisión cautelar y hace tres días decidió que era momento de que la abandonase.
De momento, como medidas sustitutivas a la prisión, Cavani tendrá prohibido conducir vehículos durante un año y la obligación de presentarse ante una comisaría cuatro veces por semana, dos horas cada vez y durante 90 días.
Royes explicó que si el encausado cumple fielmente con esto, si la sentencia final va acompañada de una condena, esta sería suspendida y «en principio» no volvería a la cárcel, aunque quedaría sujeto a un tiempo de vigilancia, en el que tiene que tener «una conducta intachable».
«Si él después de la sentencia con vigilancia no respeta (la conducta) tendría que acabar el saldo de la condena en la cárcel», matizó el juez a Efe, quien insistió en que de momento, respecto se trata de hipótesis.
El código penal indica que si la sentencia definitiva impone una pena de hasta tres años de prisión para alguien sin antecedentes que haya cumplido las medidas sustitutivas a la prisión preventiva, el juez podrá conceder dicha suspensión condicional de la misma.
Ana Sofía Olivera, miembro de la Red de Familiares y Víctimas de Accidentes de Tránsito, dijo a Efe que le parece «injusto» que Cavani haya abandonado ya la cárcel, mientras que Daniel Hernández, presidente de la plataforma, opinó que «no hay ninguna condena justa» que pague la muerte de un ser querido, aunque las sanciones deberían ser «severas y realistas».
«No somos quiénes para juzgar a nadie, aceptamos que fue un atroz accidente», expresó en su cuenta de Facebook la madre de Francisco, Paula Fernández, quien en julio solicitó junto a su familia un encuentro con el por entonces preso, que se acabó realizando.
Lejos de una airada reacción, Fernández consideró que «seguramente la familia Cavani también está sufriendo», con un dolor distinto «pero dolor al fin» y que la suya no guarda «rencor ni odio hacia nadie».
A juicio de Royes, «todos los casos son muy distintos» y especificó que no quiere decir que en otras causas de homicidio culpable la persona vaya a lograr su libertad en el tiempo que la obtuvo Cavani, cuya edad -es sexagenario- y posición de la fiscalía a favor de su excarcelación favoreció la decisión.
No obstante, el juez consideró «positivo» para todas las partes que el procesado reconociera los hechos en su declaración y como algo «excepcional pero muy bueno» que los propios familiares del fallecido se acercaran a él.
Según Zayda de la Carrera, abogada del padre del futbolista, el hombre se encuentra «anímicamente devastado por el muchacho fallecido, no por su privación de libertad».
La jurista insistió en que en ningún momento hubo un reclamo económico por parte de la familia del chico ni se habló de llegar a algún acuerdo en ese sentido.
Asimismo, diferentes voces en el país sudamericano plantearon otros casos en los que ciudadanos procesados por haber generado un accidente mortal, sin haber dado positivo en los controles de alcohol, permanecieron en prisión por más tiempo que Cavani.
Para Andrés Ojeda, abogado del controvertido exguerrillero tupamaro Amodio Pérez, que fue procesado esta semana con prisión por supuesta complicidad con los militares en la detención y tortura de personas en la etapa previa a la última dictadura uruguaya (1973-1985), la decisión de ordenar prisión preventiva y el cese de la misma depende de cada juez.
A su juicio, no todo se circunscribe a que la persona estuviera o no alcoholizada y puede haber otros hechos que influyan en la decisión judicial.
El caso de Cavani, si bien en nada implica al jugador del París Sant Germain y de la selección uruguaya de fútbol, se ha convertido, precisamente por el nexo que le une al encausado, en un «boom mediático» en el pequeño Uruguay.
«Solo espero que la muerte de mi hijo no sea en vano», ansió la madre de Francisco, en el sentido de que todas las personas tomemos conciencia del valor de la vida «propia y ajena».