EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Montevideo, 13 jul (EFE).- La directora del Museo Casapueblo de Punta Ballena (sureste de Uruguay), María Dezuliani, reclama tres obras del fallecido artista uruguayo Carlos Páez Vilaró (1923-2014) que le fueron confiscadas en la aduana de Gualeyguachú, al este de Argentina, cuando intentaba trasladarlas a su casa en Uruguay.
«Estuve estos días en Argentina ocupándome del tema y estoy esperando novedades. Yo me hago responsable porque no saqué los permisos que tenía que haber sacado para traer las obras a Uruguay. Fue un irresponsabilidad», dijo hoy a Efe Dezuliani.
Según esta, los tres acrílicos sobre tela: «Reflexión», «La misteriosa divina del río» y «Teresa y sus dos gatos», fueron un obsequio de Vilaró para ella antes de fallecer y aseguró que dispone de todos los papeles y de toda la documentación necesaria para «acreditar» que le pertenecen.
Los hechos ocurrieron el pasado 24 de junio, cuando Dezuliani quiso trasladar las tres obras, enrolladas, desde Argentina hasta su casa en Punta del Este, a unos 13 kilómetros de Punta Ballena, donde dirige el Museo Casapueblo, en el cual se exponen «pinturas, cerámicas y esculturas» de Vilaró y al cual llegan «turistas de todo el mundo».
En un control aduanero rutinario en Gualeyguachú, las autoridades argentinas confiscaron los lienzos debido a que la mujer no realizó los trámites establecidos por la ley argentina para la «libre circulación de obras de arte», según explicó Dezuliani.
La directora del museo indicó que los cuadros se encuentran actualmente en un «depósito en Argentina» y mostró su preocupación por las condiciones del lugar para la correcta conservación de las obras, motivo por el que indicó que quiere «retirar los cuadros lo antes posible».
Según difundió la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de Argentina en un comunicado, «Teresa y sus dos gatos» está valorada en 45.000 dólares, «La divina del río», está tasada en 40.000 dólares, y «Reflexión», en 35.000 dólares.
Dezuliani subrayó a Efe que trabajó «durante muchísimos años» al lado de Páez Vilaró y que incluso presenció la elaboración de las obras confiscadas, creadas entre 2010 y 2012, y por las que ya ha iniciado los trámites pertinentes para poder recuperarlas.
«Lo acompañé trabajando en una etapa de gran creación y de grandes proyectos. Muchas exposiciones viajando por el mundo, llevando su obra (…) a sitios como China, Estados Unidos, Egipto, Argentina y otros países», destacó.
Esta mujer, de nacionalidad argentina y de 43 años, aseguró que vivió «una crisis terrible» debido a, en su opinión, «la mala información» que fue publicada en algunos medios de comunicación «amarillistas» que «utilizaron palabras como detención, robo y contrabando».
En este sentido, ella se defiende argumentando que no cometió «ningún delito» y que simplemente estaba «trasladando bienes personales» y que en «ningún momento» se sintió maltratada por las autoridades argentinas.
Hasta la fecha, Dezuliani no ha recibido ninguna notificación oficial sobre el asunto y sigue lamentándose por no haber tramitado los papeles necesarios con el Ministerio de Cultura de Argentina, un proceso «muy sencillo» que hubiese demorado en torno a 10 días y que le habría «ahorrado» este calvario, destacó.
El pintor y escultor Carlos Páez Vilaró, fallecido el 24 de febrero de 2014 a los 90 años, fue despedido por centenares de personas en un funeral que tuvo lugar en el Parlamento uruguayo con la presencia de las máximas autoridades del país y los afrodescendientes que inspiraron sus obras.
El expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015), visiblemente emocionado en aquella ocasión, se refirió a Vilaró, uno de los artistas contemporáneos uruguayos más reconocidos, como «una buena lección para los orientales (uruguayos)» y destacó «su ejemplo de vida, su compromiso y su alegría de vivir».