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Discurso de Gabriel Boric
Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy
Ver, oír y anotar cuando habla José, «Pepe», Mujica es mandato asumido con placer. El ex presidente de Uruguay llegó a Venecia, se dejó ver, habló y más que convencer, sedujo a todos. Pasan las horas, pasarán los días y el testimonio del último guerrillero convertido en político y sabio jefe de Estado, permanece. Lo hace por sí mismo y por su versión en dos obras. “La noche de 12 años” de su compatriota Alvaro Brechner y el documental de Emir Kusturica ,“El Pepe, una vida suprema”, una de las cintas más celebradas del certamen.
Kusturica se convirtió en sombra de su protagonista desde el mismo día en que éste dejó de ser presidente. El realizador puso el foco en su vida privada junto a su mujer, la actual vicepresidenta, Lucía Topolansky. Ambos donan, de siempre, el 70 por
ciento de su sueldo a una fundación del partido que ayuda a los pobres. Kusturica,
comparencia en la Mostra con ellos y sus compañeros de prisión.
“Yo no soy una estrella, sino que más bien soy un estrellado” o
“Yo he tratado de arreglar el mundo y así me fue”, fueron algunas de las ingeniosas frases de Mujica, el hombre que fue el presidente más popular de un pequeño país con apenas tres millones de habitantes.
“Yo no soy un cineasta. Mi mundo es otro, ni mejor ni peor, pero es
otro. Con la gente uno se comunica con palabras pero hay otra forma, más
subliminal, que es la que sentí con Emir y me alegro de haberlo conocido”,
agregó el anciano estadista, habil para esquivar las preguntas más
difíciles.
Un ejemplo fue la del feminicidio y la situación de las mujeres en
el mundo del espectáculo: “tenemos que salir de una sociedad patriarcal con
todas sus consecuencias pero el mundo está dividido en clases sociales y el
feminismo no debería olvidar que son las mujeres más pobres las que deben
afrontar por sí solas la miseria y la maternidad en condiciones de
inferioridad y que también es menester socorrer a lo que es el fondo de la
sociedad” declaró.
Una periodista venezolana suplicó por su país y la respuesta de Mujica fue:
“Hay pueblos que a veces necesitan ayuda pero también hay veces que esa
ayuda hace más mal que bien. Uruguay en su historia sufrió tres
intervenciones desde afuera y estas fueron nefastas. Yo espero que Venezuela
salga por sí misma de su situación actual”. Apesadumbrado, añadió, “Dios, siendo Dios, tardó seis días en crear el mundo y descansó el domingo. Yo no sé arreglarlo en el tiempo que me queda pero lo que sé es que todo el mundo habla de las crisis y nadie de las causas que la provocan”.
Haciendo memoria, recordó,“En 1860, Europa dibujó una Africa de papel dividiendo tribus, etnias y culturas e imponiendo modelos de agricultura que iban bien para Europa pero no para un continente tropical donde si se cultiva siempre el mismo pedazo de tierra lo único que se consigue es intensificar el desierto”.
Dicho esto, pronosticó, “en 50 años la mitad del mundo será Africa. Nigeria misma tendrá en un par de décadas la misma población de China. El mundo tiene una deuda con Africa que no podrá pagar ni siquiera los intereses. Y si Europa no se inventa un plan Marshall para socorrer a Africa no podrá evitar que, por más profundo que sea el Mediterráneo, los desesperados seguirán golpeando a su puerta para mejorar sus vidas” advirtió Mujica.
Una vez más explicó las razones de su autoridad: “Yo no soy pobre porque tengo una filosofía de vida que podría llamar neo estoica. Yo no preciso más que un techo y una comida seguros y no me puedo gastar la vida ocupándome de bienes materiales. La vida no se compra en los supermercados y es una aventura donde siempre debe haber cabida para los afectos” concluyó.
Kusturika, atento al pasado y el presente de Sudamérica, observó: “Tengo que reconocer que me enteré muy tarde de la existencia del presidente Mujica y recién me encontré con él el día antes que terminara su mandato pero inmediatamente me cautivó el personaje, un hombre coherente con sus ideas y que no piensa que por haber sido elegido por una mayoría tenga el derecho de vivir como las minorías. Un hombre que devuelve el 70 por ciento de su salario para una fundación que crea escuelas y construye viviendas para los más pobres”.
El productor Hugo Sigman declaró que la cinta tardó cuatro años en concretarse. “Es más fácil comercializar un film de ficción que un documental de este tipo – dijo – pero lo que nos movió a producirlo fue esa rara cualidad de Mujica de ser un hombre cuyo ser y parecer son la misma cosa”.
“El film, además de ser un tributo personal a un personaje
extraordinario – concluyó – es el testimonio de un sueño personal que
compartimos con él, el de mostrar como debe ser la política en un momento en el que la sociedad, cansada de la corrupción y de las mentiras de la
política, se ha alejado de ella”.