sábado, 29 de noviembre de 2014
Tabaré Vázquez, un hombre tranquilo

tabareMontevideo.Efe/SAH

Tabaré Vázquez, el oncólogo que en 2005 se convirtió en el primer mandatario de izquierdas de Uruguay, afronta las elecciones presidenciales del domingo con la seguridad de que salvo catástrofe será el próximo presidente de su país y con la serenidad y confianza que mostró durante toda la campaña.

Las proyecciones de voto y las últimas encuestas le dan a este médico de 74 años una victoria holgada por unos 14 puntos porcentuales sobre su rival Luis Lacalle Pou, una distancia muy grande como para que pueda ser recortada y que hace pensar que la pregunta no es si ganará Vázquez, sino por cuánto.

El candidato, que en 2010 entregó la banda presidencial a su correligionario José Mujica y que con toda probabilidad la recibirá de sus manos el 1 de marzo de 2015, llegó al balotaje tras obtener casi el 48 % de los votos en primera vuelta y asegurar de paso una nueva mayoría del oficialista e izquierdista Frente Amplio en la Cámara de Diputados.

Lacalle Pou, del Partido Nacional, sumó poco menos del 31 %, más que en 2009, pero mucho menos de lo que esperaba.
La campaña por la segunda vuelta que planteó Vázquez fue igual que la anterior, si acaso aún más tranquila y con un perfil mucho más bajo.
Siguió imperturbable, seguro de sí mismo y de las posibilidades de su partido y distante con sus rivales -se negó a debatir con ellos durante toda la campaña-, centrado en exhibir los logros obtenidos por Uruguay en los últimos años de Gobierno del FA y en el miedo que un triunfo de la oposición de derechas podría suponer para los proyectos en los que está embarcado el país.
El expresidente también dio por hecho desde el primer día tras la votación del 26 de octubre su triunfo en segunda ronda y apenas les dedicó unas palabras a sus rivales en el balotaje.

Considerado como un candidato imbatible por el FA tras haber dejado la presidencia del país en 2010 con una popularidad del 80 %, una cifra sin precedentes desde que existen estudios estadísticos, ni Vázquez ni su entorno prestaron mucha atención al crecimiento de sus rivales, incluso cuando las encuestas les daban posibilidades para arrebatarle la primera magistratura del país en una segunda vuelta.

El candidato de la izquierda ofreció a los votantes continuidad, asegurando que pondrá a dirigir la economía a los mismos que llevan haciéndolo con éxito durante los últimos diez años, y alguna tenue reforma en políticas educativas y de seguridad, los dos temas que más preocupan a los ciudadanos.

Que este veterano médico sea candidato por el FA es cualquier cosa menos una sorpresa.
Vázquez no pudo presentarse en 2010 a una reelección inmediata debido a la prohibición expresa de la Constitución a los mandatos consecutivos y dedicó sus primeros meses fuera de la presidencia a descansar y a trabajar en una de sus obsesiones personales, la lucha contra el cáncer y el tabaquismo.

En 2011, tras unas polémicas declaraciones sobre la relación de Uruguay con Argentina bajo su mandato, en las que reconoció haber pedido ayuda a EE.UU por si el conflicto que mantenía con Buenos Aires por la instalación de una planta papelera en la frontera común iba a mayores, Vázquez decidió llamarse a silencio y desaparecer de la vida política.

Sin embargo, nadie creyó este retiro y pronto sus compañeros del FA comenzaron a postularlo como candidato «natural» para sustituir a Jose Mujica al frente del país.
Así, en noviembre de 2013 su partido lo postuló formalmente como candidato a la presidencia en las internas, en donde se midió a Constanza Moreira.

En la campaña interna, Vázquez usó la misma estrategia que en las generales, dando contados mítines, evitando confrontaciones directas y mostrándose muy seguro del tirón de sus pasados éxitos entre el electorado.
El político ganó por una abrumadora mayoría, aunque su actitud, calificada de soberbia y distante con su rival de entonces, le valió algunas críticas internas.

Cuarto hijo de un obrero y de una ama de casa, fue el primer médico salido del humilde barrio montevideano de La Teja, está casado hace 50 años con María Auxiliadora Delgado y tiene cuatro hijos, uno de ellos adoptado.

Catedrático en Oncología Radioterápica, creó un centro terapéutico especializado en el que sigue trabajando y en La Teja fundó una policlínica y un comedor social que funcionan hasta hoy.

Fanático del fútbol, fue presidente del club Progreso y logró que el equipo pasase de tercera división a campeón uruguayo en 1989.
Este hecho le valió la fama de buen gerente y le abrió el camino para su postulación como intendente (alcalde) de Montevideo, cargo que ocupó de 1989 a 1995, y que le convirtió en el primer edil de izquierda de la capital, que reúne a más de la mitad de los 3,2 millones de uruguayos.

Vázquez fue candidato presidencial en 1994 y en 1999, cuando fue el aspirante más votado aunque no alcanzó la presidencia debido a la alianza entre los partidos Nacional y Colorado.
Con un perfil más reservado, cauto y concienzudo que el actual presidente, sus mayores críticos lo acusan de ser intransigente y personalista.