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Carmen Sigüenza
Madrid, 23 nov (EFE).- El narrador, poeta, columnista y guionista venezolano Alberto Barrera, que ya se atrevió, junto con Cristina Marcano, a tejer la biografía de Hugo Chávez, ha querido meter ahora el bisturí a la sociedad venezolana que se «enganchó», desde la filia o la fobia, al expresidente venezolano, en «Patria o muerte».
Una obra coral con la que ha conseguido el premio Tusquets de Novela 2015 y que acaba de ser publicada en España y en América Latina simultáneamente.
Además este libro ha despertado tanto interés, que, incluso antes de ser publicado, se han vendido sus derechos de traducción a las principales editoriales de Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda, y Portugal.
«Patria o muerte», publicada por Tusquets, reúne una amalgama de historias entretejidas que transcurren con el telón de fondo de la agonía de Hugo Chávez, y donde el miedo, la violencia la angustia o el dolor están muy presentes.
«Nunca pensé que iba a escribir sobre una realidad tan cercana, pero es que la realidad del Gobierno de Chávez fue muy fuerte y en verdad ha sido una realidad larga de 17 ó 18 años», explica a Efe Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960).
«Chávez tuvo una presencia protagónica y organizó a toda la sociedad a su alrededor, ya fuera a favor o en contra, todo el mundo estaba pendiente de él, y yo no quería hablar del líder carismático sino de toda esa sociedad que está polarizada, de esa sociedad que está viviendo las consecuencias del régimen», subraya.
En el libro, escrito con una prosa que vuela, el autor, que vive entre México y Venezuela, cuenta la intrahistoria de la realidad venezolana, la vida de varios personajes, como un médico jubilado que siente como la situación política ha emponzoñado a su país y a su vida, dirimida por su mujer, una antichavista furibunda o el radicalismo bolivariano de su hermano.
A estos personajes se suman el sobrino del médico, Vladimir, quien pide a su tío que le esconda un móvil con unas grabaciones comprometidas sobre Chávez, y un periodista que pierde su empleo, Fredy Lacuna, que decide investigar la enfermedad del expresidente en un momento que ya está avanzado su mal.
Además se suma la historia de una mujer que regresa de Miami a su casa, en Venezuela, y necesita su piso antiguo ahora ocupado y la dura historia de María, una niña de nueve años a la que su madre saca del colegio por miedo a que le pase algo en la calle y que vive encerrada en casa con el uso de internet como única ventana al mundo.
«En Venezuela se vive con miedo y está instaurada la desconfianza en el otro -argumenta el autor-, siempre piensas que te puede pasar algo malo. Lo que define al país es la sociedad polarizada, la división de las familias. Todo está politizado, fruto del trabajo de Chávez quien afectivizó a toda la sociedad a su favor o en contra».
El autor de «La enfermedad», premio Herralde de Novela en 2006, asegura que muerto Chávez la herencia del componente militar existe y Maduro ha despilfarrado, sin embargo, la herencia de la popularidad.
«Chávez creó el espejismo de que vivíamos en una revolución, con Maduro eso se acabó. Ahora más bien parece que el gobierno está más relacionado con las denuncias por narcotráfico de mafias o corrupción», señala.
Una situación que se verá si cambia con las elecciones del próximo seis de diciembre, añade. «Ya veremos -dice- porque la alternancia democrática es un delito para el chavismo, es una forma de traición; pero, a pesar de todo, yo soy optimista», espeta.
Y ante la pregunta de quién fue Chávez y si hizo algo bueno, Barrera explica que «fue el síntoma de una sociedad que tenía problemas, como los de una elite que no veían bien lo que ocurría en un continente donde la desigualdad es nuestra principal tragedia y él produjo un cambio: dio conciencia a los sectores populares de su propia importancia», precisa.
«Esas fueron buenas intenciones, aunque luego él tenía un proyecto militar desde el principio y agitó los peores fantasmas de la tradición venezolana, pero una cosa esta clara -advierte- todo el que venga tiene que entender que la pobreza es un asunto clave de la agenda política».