Por José VALES, para SudAmericaHoy (SAH)
El chavismo ha ingresado en la sala principal del laboratorio político. Su líder, ausente de Venezuela, permanece convaleciente en la unidad de cuidados intensivos de un hospital cubano. El movimiento acuñado en los cuarteles atraviesa su momento más difícil, seguir sin la presencia física de su creador.
Hugo Chávez definió el chavismo como una corriente socialista. Académicos, analistas y, sin que sirviera de precedente, opositores estuvieron de acuerdo. Un repaso minucioso del chavismo pone en tela de juicio esa afirmación. Las raíces cívico-militares, su fuerte impronta personal, el culto al líder hecho mito, el nacionalismo a ultranza y un estilo propio de distribución de la riqueza permiten establecer una identificación más ajustada con el ex presidente francés Charles de Gaulle (1958-1969) y con el general Juan Perón (1945-1955 y 1973-1974), que con Karl Marx o Vladimir Ilich Ulianov (Lenin).
Catorce años de chavismo son suficientes para dejar una huella indeleble en Venezuela. El intervencionismo del Estado en la economía, la estructura de un poder Ejecutivo monolítico y el estilo de comunicación presidencial, son primos hermanos del “peronismo” y del “Gaullismo”. El ex presidente francés cultivó un poder Ejecutivo sólido. Estableció una relación directa entre el pueblo y el jefe de Estado a través del voto directo y la reelección. Como Hugo Chávez, se enfrentó a Estados Unidos pero eran otros tiempos y otra época. Lo hizo en 1966, aquel conflicto desembocó en la decisión de retirar a Francia de la Organización del Atlántico Norte (OTAN). El país europeo no regresaría a las filas de la OTAN hasta el año 2009. De Gaulle, antes de que naciera Chávez, clausuró la IV República para dar inicio a la V.
“El paralelo con De Gaulle siempre existió en la mente de Chávez. Cuando estaba en la cárcel allá por 1994, sentía que había abierto los ojos de la población con su intento de golpe, como si fuera el general francés héroe de la Liberación. Fuimos nosotros los que le convencimos de que el camino sería por la vía electoral. Lo demás lo estamos viviendo aún”. Luis Miquelena, ex ministro del Interior y padre político de Chávez, recordaba estas escenas en una conversación que mantuvimos el pasado octubre. Heinz Dieterich, ex asesor del presidente venezolano, suele decir que “más que socialismo lo que existe en Venezuela es un desarrollismo de cuño peronista”. Al hilo de esta afirmación vale recordar que si hubo algún líder latinoamericano que nunca negó su parentesco ideológico con De Gaulle, ese fue Perón. El uniforme militar no es el único elemento que comparte el trio. Existen rasgos comunes, expresiones y una formación política con orígenes democristianos. “Unos dicen que somos de izquierda y otros dicen que somos de derecha. Somos lo que le conviene al país…”, dijo Perón a comienzos de 1950. Aquellas palabras las pronunció unos cuantos años antes de la célebre frase del presidente francés: “Francia no es de izquierda ni de derecha, Francia es Francia…”
El chavismo, pese a sus vínculos con el castrismo, está más impregnado de peronismo. “La tendencia al populismo —que está fomentada en la cantidad de recursos del Estado puestos al servicio de las clases más postergadas, en función de generar lealtades políticas que terminan convirtiéndose en una especie de culto al líder, aún después de muerto—, se comienza a observar en Venezuela como ocurrió en Argentina”, analiza el sociólogo argentino Flavio Guberman. En la misma línea se manifestó, en un artículo reciente, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez: “Las historias del general Perón y del coronel Chávez son muy parecidas. Conspiraciones dentro del Ejército, golpes de Estado, contragolpes, uno y otro prisioneros, uno y otro sacados de la cárcel en medio del fervor popular, elecciones y reelecciones…”
Los parecidos razonables van más allá. De Gaulle fue un referente en políticos de ideologías tan opuestas como Jacques Chirac, Louis Vallon o Philipe Seguin. En el chavismo se organizan tendencias de izquierda, cuyo máximo representante es el vicepresidente Nicolás Maduro o el canciller Elías Jaua. Pero también anidan sectores identificados con posiciones de la derecha. Es el caso del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
El general Juan Domingo Perón, también enfermo, terminó sus días apostado en un espacio de derechas construido por él mismo. El comandante Hugo Chávez Frías atraviesa la recta final de su poder tras cumplir la que podría ser su última misión castrense: Ponerse al día con sus camaradas de armas. Antes de retirarse a La Habana y despedirse de su pueblo, designó a varios ex oficiales al frente de Gobernaciones determinantes. La Fuerza es la fuerza.