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Discurso de Gabriel Boric
Por Verónica ORMACHEA, para SudaméricaHoy
Cuando un gobierno no es reconocido por la comunidad internacional, es mejor que empiece a contar sus días de supervivencia. Éste es el caso del corrupto dictador Nicolás Maduro que se encuentra más aislado que nunca. La comunidad internacional ha tomado una posición sin precedentes al no reconocer a su gobierno ilegal y al apoyar a Juan Gaidó presidente de la legítima Asamblea Nacional (Parlamento).
Sin el reconocimiento internacional, un país corre el riesgo de sufrir embargos, vetos, ninguna inyección de dinero fresco ni inversiones extranjeras. En el caso de Venezuela, ha surgido el apoyo a las instituciones legales.
Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, es el legítimo presidente de Venezuela como manda la Constitución, y debe asumir la presidencia del país caribeño de forma interina a la brevedad posible, ejercer como un gobierno de transición y convocar a elecciones generales para que el país retorne a la democracia y salga del caos en que se encuentra sumido.
En esta crisis constitucional, Guaidó, recibió el espaldarazo de la OEA, Estados Unidos, Chile, Brasil, Colombia y Perú. Aún queda el anuncio de otros países.
Maduro usurpó el poder en días pasados y juró al segundo sexenio ante la ilegítima Asamblea Constitucional en unas elecciones fraudulentas en las que no participó la oposición por no considerarlas libres ni competitivas.
Así se traduce el matonaje político del ambicioso dictador, ex dirigente sindical y camionero que se adueñó del poder en Venezuela y cuya revolución bolivariana fue un fracaso.
A su deslucida posesión asistieron sólo los presidentes de Cuba, Nicaragua, Bolivia, El Salvador y Osetia del Sur. China, Rusia Turquía, Irán y otras naciones enviaron representantes.
El “nuevo gobierno” de Maduro no fue reconocido por los 13 países del Grupo de Lima (excepto México), la OEA, ni los 28 países de la Unión Europea. Nada deleznable.
El país más drástico fue Paraguay que rompió relaciones diplomáticas e hizo una llamado a los países amigos de la democracia y de la libertad que se expresen hechos concretos a favor del pueblo venezolano. Luego se pronuncio Canadá que enfrió sus relaciones.
Aquél es buen ejemplo que deberían seguir otros países que se precien de ser defensores de los valores democráticos, de los derechos humanos y civiles, de la libertad de prensa y expresión y de la independencia de poderes. Con apoyos concretos, Maduro deberá abandonar el poder y Venezuela retornará a la democracia.
Por ahora, la Asamblea Nacional sigue recibiendo respaldos y analiza la Ley de Transición que reglamentará las funciones de Guaidó, otorgará amnistía general y el enfoque a la crisis humanitaria y económica.
Chávez y Maduro han destruido al país y a sus ciudadanos. Se siguen cometiendo violaciones a los DDHH. La Ministra de Servicios Penitenciarios del país caribeño anunció que ya tiene una celda para encerrar a Galdó. Éste estuvo detenido por cerca de una hora que provocó la protesta mundial.
Hay cientos de presos políticos que han sido torturados y siguen encerrados. El gobierno represor ha asesinado a gente que realizaba marchas pacificas en las calles.
Según la ONU, 3.3 millones han emigrado por falta de empleo, alimentos, medicamentos y servicios de salud.
Cuesta creer que el país que cuenta con las mayores reservas probadas de crudo en el planeta, tiene una hiperinflación, que según el FMI, este año alcanzará al 10.000.000 por ciento. Una cifra delirante y una de las más altas de la historia moderna. Un venezolano gana U$. 5 al mes.
Como señala la Constitución, las FFAA deben apoyar a Guaidó, así como la comunidad financiera. Ahora cuenta con el de la mayoría de los venezolanos y países se están sumando.
¿Pasará algo parecido en Bolivia que da la impresión de seguir el camino de Venezuela?