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Discurso de Gabriel Boric
Guadalajara (España), 13 sep (EFE).- Los diestros Juan Bautista y Manuel Escribano cortaron una oreja cada uno en la corrida de Adolfo Martín que echó el cierre hoy a la Feria de La Antigua de Guadalajara, en la que el torero local, Curro de la Casa, tuvo una actuación más que digna, aunque sin rúbrica con los aceros.
FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de Adolfo Martín, bien presentados de pitones. Bronco el primero; manejable pero a menos el segundo; con clase el tercero; bravo y encastado el cuarto; noble y con calidad, aunque soso, el quinto. El sexto llevó el hierro de El Ventorrillo, de mayor volumen, descastado y sin entrega.
Juan Bautista: bajonazo, pinchazo y descabello (silencio); y pinchazo y estocada (oreja).
Manuel Escribano: gran estocada (oreja); y estocada que hace guardia y nueva estocada (ovación tras leve petición).
Curro de la Casa: casi media y cinco descabellos (ovación tras aviso); y pinchazo, estocada y cinco descabellos (silencio tras aviso).
En cuadrillas, Jesús Carreño y Jesús Fernández saludaron tras banderillear al tercero.
La plaza registró más de media entrada en tarde progresivamente fresca.
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SIN TRIUNFOS PERO CON CONTENIDO
El festejo que cerró la Feria de la Antigua de Guadalajara tuvo notas de interés, aunque sin ser una corrida para tirar cohetes.
El contenido lo pusieron, además de la actuación de sus matadores, las embestidas de los toros de Adolfo Martín, que fueron nobles a excepción del complicado primero. Fue una lástima que las espadas no viajaran con mayor acierto, pues de ese modo el balance de trofeos habría sido más abultado.
Juan Bautista no se confió con la bronca embestida del serio primero, mientras que con el encastado cuarto anduvo solvente y vistoso con capote, tanto en el recibo como en el quite por chicuelinas.
En la muleta el francés realizó una faena templada a un toro que embistió con chispa, lo cual resultó meritorio. Tanto fue así que se le concedió la oreja después de pinchar en el primer intento estoqueador y acertar en el segundo.
Manuel Escribano pudo disfrutar del toreo al ralentí en sus dos toros, si bien ambos adolecieron de emoción.
Su primero solo aguantó tres series, tras las cuales se apagó. El contundente uso de la espada le granjeó la concesión de una oreja, la única que paseó.
Al quinto lo recibió de rodillas con una larga dejando claras sus intenciones de triunfo. Clavó cuatro pares con desigual suerte, antes de realizar un trasteo de muletazos mecidos por ambos pitones, con el mérito añadido de alargar un tranco la embestida del «adolfo». Se tiró a matar por derecho, pero la estocada resultante hizo guardia además de caer trasera, lo cual le privó de la puerta grande.
Curro de la Casa afrontaba su segundo paseíllo como matador de toros. Y a fe que protagonizó una actuación realmente digna en el tercero de la tarde, un ejemplar que ofreció ritmo y calidad en sus acometidas. El alcarreño se gustó y gustó a sus paisanos, quienes a buen seguro habrían pedido trofeo o trofeos de no haber marrado con el descabello.
El sexto, un toro burraco de El Ventorrillo con trapío, se defendió con mal estilo en la muleta debido a su falta de casta y entrega, sin terminar el viaje ni permitir la ligazón, por lo que el trasteo no llegó a calar en los tendidos a pesar de la firmeza de su matador.