viernes, 23 de marzo de 2018
«Tres ceros más, tres ceros menos, las cuentas no salen en Venezuela», por Alex FERGUSSON

Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy
Seguimos viviendo horas oscuras. La crisis económica, social y política se agudiza y cada día amanece portando nuevas calamidades o la agudización de las existentes: hiperinflación, escasez de casi todo, especialmente del papel moneda, inseguridad y desesperanza.
Ahora nos anuncian que volverán a quitarle tres (3) ceros a la moneda (también a los sueldos y salarios), como si eso resolviera el problema económico.

Mientras tanto, continúa el carnaval electoral en el cual todo indica que ganará el gobierno, a pesar de la presencia de algunos candidatos que actúan como si fueran de oposición.
La dirigencia opositora sigue desmantelada y el pueblo opositor deshojando la margarita: voto, no voto.
Un panorama oscuro, como dije.
Sin embargo, aparecen signos que deben ser analizados por su relevancia. El número de presos políticos o encarcelados sin orden judicial y sin juicios asciende ya a unos 12 mil. Esto incluye a unos 180 oficiales militares que han sido detenidos, degradados y/o dados de baja en los últimos dos meses, como consecuencia de los fuertes rumores de un gran malestar en el seno de las Fuerzas Armadas. El país está militarizado, con contingentes desplegados cada 10/20 km en todas las carreteras nacionales.
Al mismo tiempo, el gobierno ha desplegado una campaña internacional de propaganda, vendiendo la idea de las bondades del régimen, al mejor estilo de Maquiavelo, pero con los métodos de Goebbels.
Por su parte, la gente opositora, en vista de la ausencia de un liderazgo confiable, ha comenzado a organizarse y está promoviendo reuniones de diálogo entre gremios, sindicatos, organizaciones civiles y movimientos comunitarios, un poco al margen de los partidos políticos pero con su participación. Allí hay una esperanza.
Por lo que respecta a las opciones de futuro inmediato, la situación sigue siendo de gran incertidumbre, con un liderazgo de oposición fragmentado y un gobierno en plena campaña electoral. Todo ello en medio de la crisis más grande que conozca la historia del país. La hiperinflación galopante duplica los precios cada treinta días (en enero era cada 47 días) y el “corralito” ha adquirido la modalidad de “no hay dinero en efectivo y los puntos de venta son escasos y colapsan con frecuencia”.

La intervención internacional parece haber sido conjurada y solo puede esperarse un incremento de las sanciones a los negocios y capitales de los funcionarios del gobierno y sus testaferros.
Así que el problema es nuestro y somos nosotros los que debemos resolverlo sin esperar más ayuda de la que hemos recibido.
Reina una tensa calma en todo el país. ¿Qué pasará ahora?
Amanecerá y… ¡Veremos !